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Editorial

Argentina sin cepo

Por: Equipo DF

Publicado: Miércoles 16 de abril de 2025 a las 04:00 hrs.

A fines de la semana pasada, el Presidente Javier Milei anunció el levantamiento del cepo cambiario, tras años de restricciones que impedían la libre compras y venta de dólares en Argentina. Fue una de sus promesas de campaña y respondió, además, a una de las condiciones del nuevo préstamo por US$ 20 mil millones que le otorgó el FMI. Sumado al respaldo de otros organismos multilaterales, las reservas del Banco Central acumulan US$ 36 mil millones, monto que a juicio de la Casa Rosada es suficiente para contener eventuales desestabilizaciones y devolver al país al foco de interés de inversionistas internacionales.

La batalla no está ganada y Milei debe ahora, más que nunca, transmitir confianza en la estabilización de una economía exhausta.

Para evitar la volatilidad excesiva en el tipo de cambio, el Banco Central estableció una banda de flotación entre 1.000 y 1.400 pesos argentinos por dólar. Las primeras horas de operación han mostrado una estabilización de la moneda, junto con una reducción considerable en la brecha entre el mercado oficial y el informal.

Desde distintas veredas del espectro político argentino hubo felicitaciones al gabinete económico por la medida, al igual que desde bancos, inversionistas extranjeros y cámaras empresariales. El comportamiento de los números fue auspicioso para Milei: el índice S&P Merval de Buenos Aires repuntó 4,8% en pesos y 11,7% en dólares, y en Nueva York los bonos soberanos en dólares escalaron hasta 9,6%.

Sin embargo, es bien sabido que Argentina es Argentina y no han faltado voces escépticas que recuerdan cómo incontables planes de salvataje y estabilización terminaron en nuevas caídas y crisis, que sería deseable no repetir. Estos riesgos están asociados a la capacidad del Gobierno para generar suficiente confianza y evitar una demanda masiva de divisas -que hasta ahora no ha ocurrido- que pudiera disparar el precio del dólar y provocar una devaluación incontrolable, el peor temor por estos días.

Una subida abrupta del dólar, naturalmente, reactivaría presiones inflacionarias, con efectos severos en alimentos y tecnología, deshaciendo el camino que el Gobierno ha logrado avanzar y que ha conllevado con costos sociales importantes. La batalla no está ganada y Milei debe ahora, más que nunca, transmitir confianza a la ciudadanía para consolidar la percepción de que este es un paso más dentro de un proceso sostenido de estabilización de una economía exhausta.

El mandatario argentino está siendo fiel a su guion apostando todo en una jugada de alto riesgo, en la que el éxito dependerá de no sobrepasar el umbral de tolerancia de los mercados ante la incertidumbre. Por estos días se ha demostrado que en el nuevo orden comercial y financiero no se impone quien alza más la voz o quien articula los discursos más grandilocuentes, sino quien logra ofrecer certezas, integridad y rumbo tanto a los ciudadanos como a los inversionistas. Esta es, en el fondo, una batalla por la seriedad.

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