Bajas expectativas empresariales
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El sector empresarial no logra levantar los ánimos. Si bien en el mes de septiembre algunos indicadores mejoraron en el margen, lo cierto es que se mantienen en terrenos históricamente bajos. En particular, el Índice Mensual de Confianza Empresarial (IMCE) ya suma 18 meses en niveles pesimistas, mientras que el Índice de Percepción de la Economía a 12 meses (IPEC) alcanzó su menor nivel desde que se tiene registro (marzo 2002).
No deja de ser preocupante que la confianza empresarial se haya acercado al piso observado el año 2008, cuando la crisis subprime hacía prever que se avecinaba una recesión internacional. Hoy existe preocupación por la desaceleración china y la caída del precio de los commodities (particularmente del cobre), pero claramente ni la magnitud ni el timing de estos eventos explica la pérdida de confianza, que más pareciera recoger preocupaciones de origen interno.
Inevitablemente, ello ha incidido en las decisiones de inversión, la que volvió a caer durante el segundo cuarto del año (-3,0% anual), sumando 8 trimestres consecutivos de retroceso. Las perspectivas para el resto del año no son auspiciosas; al fin del boom minero y al letargo de la inversión pública, se seguirá sumando el efecto de las alicaídas expectativas en el resto de los sectores productivos. Así, en el mejor de los escenarios, la inversión fija mostrará una variación nula durante el segundo semestre, como lo reflejan las proyecciones del Banco Central.
En este contexto, de no mejorar el clima a través de políticas pro inversión y competitividad, difícilmente se podrá esperar un mayor dinamismo de la economía chilena el año venidero.