Brasil sigue decepcionando
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Los datos de la economía brasileña siguen sin entusiasmar. Después de una mitad de década que asombró a los economistas y entusiasmó a Wall Street, Brasil fue uno de los emergentes que sintió más duro el impacto de la última crisis internacional. Pese a los continuos anuncios de estímulo oficial, las proyecciones de los expertos se fueron ajustando a la baja contínuamente durante todo el año.
El PIB del tercer trimestre -que creció 0,6%- sólo confirmó que, en términos de expansión, 2012 va a ser un año perdido. Pero lo más complejo es que ahora las promesas de un sólido repunte en 2013 también han comenzado a desvancerse y los economistas ya están empezando a recortar sus apuestas para el PIB del próximo año. El último anuncio, la semana pasada, del ministro de Haciendo, Guido Mantega, de más medidas de estímulo, difícilmente va a cambiar eso. Probablemente sea lo contrario. Aunque menos burda que la de Argentina, la administracion de Dilma Rousseff, en Brasil, ha intervenido intensamente en la economía y presionado a las empresas para obligarlas a invertir o rebajar tarifas.
Todo indica que ese no es el camino y que las perspectivas para 2013 seguirán siendo desafiantes.
