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Editorial

Chile y los límites de su libertad económica

Por: Equipo DF

Publicado: Lunes 29 de septiembre de 2025 a las 04:00 hrs.

Chile subió tres puestos en el Índice de Libertad Económica 2025, al alcanzar el lugar 26 entre 165 naciones. Sin embargo, aunque se trata de un progreso valorable, el desempeño dista de los niveles alcanzados en prepandemia y, en particular de 2010, cuando el país se ubicó séptimo a nivel global.

El último ranking refleja que aunque Chile ha recuperado parte del terreno perdido durante la emergencia por Covid y la crisis inflacionaria posterior, sigue enfrentando fragilidades que lo mantienen lejos de los estándares que lo ubicaron entre las economías más abiertas y competitivas del mundo.

La disciplina fiscal y la certeza jurídica siguen siendo las condiciones pendientes para recuperar liderazgo global.

En la medición elaborada por el Instituto Fraser en conjunto con LyD, el país anotó un puntaje de 7,65, explicado, principalmente, por mejoras en estabilidad de la moneda y regulación. La política contractiva del Banco Central fue determinante para que el país escalara ocho puestos en el componente monetario. A ello se sumó una recuperación parcial en regulación, a partir de la mayor disponibilidad de crédito privado y la baja de las tasas de interés.

Sin embargo, estas mejoras son la contraparte de retrocesos en tamaño de gobierno, donde Chile descendió cinco puestos por el incremento del gasto fiscal en bienes y servicios y el mayor pago de intereses de una deuda pública que sigue al alza.

Asimismo, el debilitamiento de la percepción de protección de la propiedad privada, los efectos de los retiros previsionales y el alza de los delitos violentos impactaron la confianza en las instituciones públicas. Desde esta perspectiva, el salto de Chile en el ranking refleja más bien un alivio temporal por la salida de la pandemia, que un proceso de consolidación de reformas.

Los resultados de la medición reflejan que los desafíos del país tienen que ver con recuperar la disciplina fiscal, que alguna vez fue su sello, y reforzar el Estado de Derecho en materia de seguridad jurídica.

Lejos de la complacencia, el hecho de que Chile ocupe el segundo lugar en América Latina -después de Costa Rica- pone de relieve que el país ya no se compara con los líderes globales, sino con pares regionales, lo que habla de cierta pérdida de ambición.

Mejorar el posicionamiento global requiere, entonces, resolver los déficits estructurales, en un escenario donde a pocos meses de la elección presidencial será clave la prioridad que la próxima administración otorgue a reconstruir las bases institucionales necesarias para dar nuevas garantías de estabilidad y credibilidad a las reglas del juego económico.

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