Codelco y Anglo, alianza de escala global
El reciente acuerdo entre Codelco y Anglo American para la explotación conjunta de las minas Andina y Los Bronces encierra una serie de hitos, que podrían reposicionar al país en la cadena mundial de suministro de minerales críticos. La materialización del anuncio permitirá a Chile contar con la quinta operación de cobre más importante del mundo, pero además puede constituirse en un movimiento clave en el marco de la transición energética global.
En un escenario en que la demanda por cobre se ha intensificado como insumo para la descarbonización, la alianza abre oportunidades de producción, junto con ofrecer un modelo de colaboración público-privada para diversos sectores. El acuerdo, que favorecerá un aumento de por lo menos US$ 5.000 millones del valor actual neto de ambas compañías, entregará al Fisco chileno el 75% de lo que genere la operación combinada, por concepto de impuestos, ley reservada, dividendos y royalties, que podría alcanzar a US$ 3.750 millones entre 2030 y 2051. Se trata de una operación de escala global que, sin requerir nuevas inversiones significativas, fortalecerá la posición de Chile en un mercado altamente concentrado, donde una veintena de empresas domina la producción de minerales estratégicos. El Plan Minero Conjunto que se pondrá en marcha favorecerá, asimismo, una producción adicional de 120 mil toneladas métricas de cobre anual, durante dos décadas. Significativo es, además, que esta mayor producción se logrará con costos unitarios 15% más bajos que los que cada empresa obtendría individualmente.
Al tratarse de un mismo yacimiento dividido en dos razones sociales, las sinergias se expresarán en el uso compartido de infraestructura crítica, en la reducción de impactos ambientales y en una gestión más eficiente del capital. Esta lógica de integración productiva marca un precedente para otros sectores intensivos en inversión, como el hidrógeno verde y las energías renovables, donde la asociatividad puede ser un factor decisivo para reducir costos, agilizar la tramitación de permisos y asegurar una inserción competitiva en cadenas globales cada vez más disputadas.
El acuerdo se produce en un momento en que la producción de cobre en Chile se ha mantenido estancada por cerca de dos décadas, mientras los compromisos de transición energética elevan la demanda del mineral en todo el mundo. La ventana de oportunidad que se abre con este tipo de iniciativas es estratégica; sin embargo, un hito empresarial de esta magnitud no bastará si no se acompaña de un marco regulatorio claro y de un apoyo activo del Estado que permita materializar proyectos que cuentan con modelos empresariales robustos. De lo contrario, las ventajas competitivas y comparativas corren el riesgo de diluirse en la burocracia, impidiendo que el país las capitalice.