Consecuencia con los cubanos
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as protestas que comenzaron el pasado domingo en distintas ciudades cubanas, al parecer detonadas por la agudización de las penurias económicas y el aumento de contagios con Covid-19, son las mayores desde el fin de la Guerra Fría. La respuesta del régimen presidido por Miguel Díaz-Canel ha sido la represión con tropas militares de elite y el corte del acceso a internet en toda la isla; desde luego, ningún reconocimiento al derecho de la gente a manifestarse, sólo las consabidas acusaciones de complots urdidos en Washington para desestabilizar a La Habana.
En los más de 60 años que el castrismo ha gobernado en Cuba han pasado decenas de dictaduras militares de derecha por América Latina, pero sólo la dictadura militar comunista cubana perdura. El resto de la región -salvo lamentables excepciones recientes- tomó firmemente la senda democrática hace décadas, con sus inevitables baches y altibajos.
Lo que ha mantenido en el poder a la dictadura castrista, además del carisma de su fundador durante medio siglo, ha sido el férreo control estatal de todo en la isla, desde los informantes del gobierno en cada vecindario a la explotación de la principal fuente de divisas: el turismo. Y por supuesto, la represión y la completa falta de libertades. Que el modelo socialista cubano subsista en gran medida gracias a los dólares de turistas extranjeros y a las remesas de ciudadanos en el exilio es sólo una de las caras de su monumental fracaso como experimento político y social.
En la práctica, el castrismo, junto con negarles a los cubanos el derecho a elegir a sus gobernantes por seis décadas, les ha impedido desplegar en su propio país la multitud de talentos y capacidades que han demostrado alrededor del mundo, durante su largo y productivo exilio, incluyendo acá en Chile.
Que en nuestro país algunos acudan en defensa y justificación del gobierno de Cuba, y no de los manifestantes golpeados y encarcelados (y tal vez asesinados), debe mover a reflexión en este año de importantes definiciones a nivel electoral y constitucional.