Crisis de insolvencia en TVN
Durante 2024, TVN reportó pérdidas por cerca de US$ 19 millones, triplicando las cifras en rojo del año anterior y marcando su peor desempeño financiero en una década. Una caída sostenida en los ingresos -producto de una menor captura publicitaria- y el alza de los costos de producción explican parte del deterioro de la empresa, que acumula una deuda cercana a los US$ 70 millones. El “modelo está agotado”, sostuvo el presidente del directorio, Francisco Vidal, quien pidió al Gobierno y al Congreso decidir qué hacer con el canal estatal. Se trata de un llamado que abre la interrogante respecto de qué tipo de estrategia viable, sostenible y coherente con la misión pública de TVN es posible emprender, en un contexto en que la industria de medios enfrenta una transformación estructural, los ingresos fiscales son limitados y la ciudadanía exige mayor responsabilidad en el uso de los recursos públicos.
A comienzos de mes, el directorio reconoció la inviabilidad del modelo actual y decidió no seguir incrementando la deuda para evitar la quiebra. En su lugar, optó por priorizar los gastos indispensables para asegurar la continuidad operativa. No es inusual que las televisoras públicas enfrenten situaciones de desfinanciamiento, sobre todo en un entorno de transformaciones tecnológicas profundas. La BBC, por ejemplo, registró una pérdida operativa de 300 millones de libras esterlinas en 2023-2024; y CBC/Radio-Canadá, pese a recibir 1.270 millones de dólares canadienses del Fisco, también reportó un déficit significativo. Los cambios tecnológicos son, por cierto, un desafío que enfrentan todos los actores de la industria.
Hace apenas cuatro años, el panorama en Chile era opuesto. Entre 2020 y 2021, durante el segundo Gobierno de Sebastián Piñera, TVN logró utilidades por $ 8.297 millones, tras aplicar un plan para eliminar gastos y asesorías, rebajar las rentas más altas, reestructurar pasivos y mejorar la posición entre las audiencias. Sin embargo, hacia 2024 los costos aumentaron 64%, los sueldos de los ejecutivos crecieron 46% y el canal retornó al cuarto lugar en preferencias.
La pregunta de fondo que debe abordar el directorio es, entonces, qué estrategia permitiría a TVN cumplir su rol público con sustentabilidad financiera. Sobre esa base deben plantearse las opciones, apuntando a resolver lo que algunos expertos han llamado “la pérdida del eje” de la función del canal. Siendo un bien público, debiese tener un aporte del Estado para un servicio público, pero también requiere una actualización de su misión y junto a ello redefinir su modo de gestión. El diseño de su gobernanza y objetivos es clave en un ecosistema mediático cambiante. En otros países subsisten mecanismos que van desde licencias hasta aportes por hogar, experiencias que pueden servir de base para un rediseño sustentable, orientado a dotar al canal de una misión clara, control eficiente del gasto y una estrategia pública legítima y verificable.