Editorial

Débiles datos de actividad

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Seis meses consecutivos creciendo menos de 2% completó la actividad económica el pasado mes de noviembre, desempeño que se mantendría, incluso claramente por debajo de ese guarismo, en diciembre. En paralelo, las estimaciones de los expertos para este año no son muy alentadoras y ya hay quienes prevén que en la primera parte de 2015 se podría reproducir esa dinámica, con otros seis meses con expansiones bajo 2%.


La evidencia y los pronósticos resultan preocupantes y más que dar cuenta de débiles signos de recuperación, parecieran estar señalando una suerte de estancamiento o persistencia de magros niveles de actividad. El fenómeno, además, es uno cuya lectura no puede hacerse sin considerar que a lo largo de 2014 las autoridades monetarias y gubernamentales han activado un amplio repertorio de acciones para hacer frente a la desaceleración, la que en palabras del ministro Arenas ha sido "más profunda y prolongada de lo esperado".


En lo venidero serán clave las expectativas. Si bien algunos de los últimos registros de confianza a nivel de los agentes económicos muestran una suerte de compás de espera, aquello debe ser ingresado con realismo y prudencia al análisis, porque a la luz de las cifras de inversión y el rezago y persistencia con que se manifiestan sus síntomas, es probable que no se aprecie a corto plazo un cambio ostensible de tendencia. Demás está decir que una apertura de nuevos flancos de reforma en materias sensibles para las decisiones de inversión podrían demorar un cambio de tendencia, alimentando un proceso que vaya en la dirección opuesta a la pronta reparación de las expectativas.

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