Editorial

El Cero Covid en la mira mundial

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Así como la recuperación de la economía china tras los primeros embates de la pandemia en 2020 fue bienvenida por su rapidez, hoy una nueva ralentización producto de su estricta política para enfrentar el rebrote de la variante ómicron del Covid-19 tiene preocupados a los mercados globales.

Según una encuesta sobre tasas y tipos de cambio realizada por Bank of America, y consignada en nuestra edición de ayer, la posibilidad de “contagio global” por la situación económica de China se considera “un riesgo a corto plazo, pero no una preocupación de más largo plazo”. Aun así, el freno que ha supuesto para la economía la política de Cero Covid implementada por Beijing -que ha paralizado ciudades, empresas y puertos relevantes a escala mundial- está teniendo consecuencias de peso.

El foco político de Beijing también debería estar puesto en el impacto económico global de su controvertida estrategia sanitaria.

Una especialmente decidora es el recorte en la proyección de crecimiento del PIB chino para este año, que la mayoría de analistas da por sentado que no alcanzará el 5,5% que el Gobierno se puso como meta, y que más bien rondaría el 4%, de acuerdo con el banco de inversión Goldman Sachs. Para la segunda economía del mundo esto representa un duro golpe cuyas reverberaciones ya se sienten a nivel global, pese a los intensos esfuerzos del gobierno chino por reducir el impacto con una inyección de recursos que ya supera los 5 mil billones de dólares (millones de millones), equivalentes a cerca de un tercio del PB.

Que parte de la reticencia china a relajar las cuarentenas tenga aparentemente una motivación política, y no sanitaria o económica -el congreso del Partido Comunista que debería confirma a Xi Jinping por un tercer mandato a fines de año-, denota un preocupante sentido de las prioridades. Al igual que la reticencia a importar masivamente vacunas de tipo ARNm, de probada mayor eficacia en otras partes del mundo, privilegiando la fabricación doméstica.

Sumada a los efectos de la guerra en Ucrania, la pérdida de dinamismo chino es hoy un lastre para la economía mundial que se hace sentir en las interrumpidas cadenas de suministro y en la mayor inflación, entre otras cosas. Sin duda el foco político de Beijing también debería estar puesto en esas variables.

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