Editorial

El mundo tras los atentados en París

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Los sangrientos atentados que asolaron París la semana pasada han instalado de manera brutal en la agenda uno de los temas más complejos que cruza hoy el mapa geopolítico mundial. Despejado el humo de las primeras detonaciones y en momentos en que están en pleno desarrollo las acciones de retaliación por parte de Francia, más temprano que tarde decantará que la solución a este espinudo asunto no puede quedar exclusivamente restringida al plano militar.

En efecto, y más allá de que parece inevitable que ese vector, el militar, se exprese en las actuales circunstancias, la explosiva y caótica situación que se vive en medio oriente es un fenómeno cuyo arrastre histórico y alcances son tales que obligan a más consideraciones, partiendo por que hacia el futuro se abran espacios de esperanza para la mayoría de habitantes de esa zona que lo que anhelan es la paz, pero que hoy son presas del desconsuelo y víctimas de las estrategias de reclutamiento y hasta de amedrentamiento de quienes por el expediente de las armas y el terror confrontan hoy a occidente y buscan establecer un Estado o califato islámico.

En un mundo globalizado, con fronteras porosas, donde la tecnología abre nuevos flancos y en donde las amenazas y riesgos posibles son de una densidad y alcances inimaginables, el tratamiento que el mundo dé a este delicado tema obligará a un esfuerzo político inédito en la historia, en el que las aproximaciones tácticas de corto plazo o la creencia de que puedan funcionar las diferentes estrategias que se han esbozado hasta ahora, deben dar paso a un diseño integral que se haga cargo de que este problema está lejos de ser solo militar.

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