Editorial

En pensiones, temas ausentes

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Una reciente reunión del subsecretario de Previsión Social con distintos expertos en materia de pensiones se centró en la reducción de costos que el Gobierno espera lograr con su propuesta de separar la industria entre los gestores de inversión (las actuales AFP) y la administración de las cuentas individuales de 12 millones de afiliados al sistema, a cargo del Instituto de Previsión Social.

Se trata de un debate clave, sin duda, que entrará en tierra derecha una vez que el Ejecutivo presente su proyecto final a fines de este mes. Sin embargo, hay otros temas que hasta ahora han tenido una relativa menor presencia en la agenda pública, y que son de gran relevancia para el futuro del sistema previsional.

Asuntos como tasa de remplazo y edad de jubilación, entre otros, deben estar sobre la mesa al abordar la reforma previsional.

Uno de ellos es la tasa de remplazo, o el porcentaje del ingreso del trabajador que alcanza la pensión cuando esté jubila. Si bien la OCDE plantea un ideal del 70%, anteriores reformas previsionales en Chile no se han puesto una meta, lo que parece una omisión importante (hoy el promedio es 38%). De ser esta la tasa que asegure una “pensión digna”, hoy estaría al alcance (incluso superada) sólo para los grupos de menores ingresos gracias a la Pensión Garantizada Universal (PGU) -lo que bien podría convertirse en un desincentivo a cotizar, por cierto-, pero en ningún caso para el grueso de la población.

Esto último también es un debate pendiente: dados los avances en materia de pensiones para los grupos vulnerables en los últimos años, ¿no debería el foco ponerse ahora con más fuerza en la clase media y media baja, que en su etapa activa tiene un mejor ingreso que la PGU, pero no los ahorros para alcanzar un 70% de tasa de remplazo cuando llegue la edad de jubilar?

Justamente dicha edad es otro tema incómodo. A medida que el país que envejece y esos adultos mayores viven más tiempo, la reticencia a elevar la edad de jubilación tensiona cada vez más el sistema previsional, lo que es particularmente cierto para las mujeres, que jubilan antes y viven más.

Si Chile se embarca en una reforma a fondo de su sistema previsional, estos y otros temas deben estar sobre la mesa desde el principio. Postergarlos es una forma segura de hacer que las pensiones sigan siendo una fuente de problemas.

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