Editorial

ENAP y actividad de generación eléctrica

La idea de volver al Estado empresario con participación mayoritaria es aún peo

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Difícil le ha resultado al gobierno la tramitación del proyecto de ley que amplía el giro de ENAP a la generación eléctrica. A los cuestionamientos existentes respecto de la conveniencia de incursionar en una actividad donde no tiene experiencia ni debiera contar con ventajas, se ha sumado la discusión respecto de su participación societaria.

La propuesta inicial del Ejecutivo buscaba que ENAP actuara gestando y promoviendo proyectos bajo el esquema de participación minoritaria, con el supuesto objetivo de “viabilizar” iniciativas de generación que los privados no estaban dispuestos a realizar por su cuenta. Sin embargo, la presión ejercida por trabajadores de la estatal así como de los parlamentarios de la Nueva Mayoría llevó a eliminar los límites a su participación, obligando a la autoridad a presentar una nueva propuesta para que ENAP pudiera tener un rol mayoritario (de hasta 66,65% de la propiedad). También esto fue considerado insuficiente por el oficialismo y fue rechazado por la mayoría.

Si la decisión de retrotraerse al estado empresario ya era mala, la idea de hacerlo con participación mayoritaria es aún peor. Una cortapisa mínima para evitar que ENAP se embarque en negocios poco rentables con el fin de alcanzar objetivos políticos a cualquier costo es exigir que la estatal no asuma un rol controlador y que deba convencer a otros inversionistas a arriesgar capital propio en el respectivo proyecto. Además, la ENAP no está en condiciones financieras para inyectar recursos en generación eléctrica, en tanto que su historial pone en serias dudas que sea lo que conviene a los chilenos.

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