Expectativas de inflación
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Un gradual ajuste al alza continúan exhibiendo las expectativas de inflación para Chile este año. Ya en enero los mismos instrumentos de mercado dieron cuenta de dicha situación y, a partir de la semana pasada, distintas entidades financieras -en el país y en el extranjero- expusieron números más altos que la proyección oficial del Banco Central de 3,3% para 2011.
Bajo la óptica de JP Morgan, el guarismo podría saltar hasta 5,5% al cierre de este ejercicio; mientras que en el medio local, la Asociación de Bancos subió su cálculo hasta 4,7% y no desestimó incluso la posibilidad de que alcance un 5%.
Ciertamente preocupante, detrás de este cuadro de una posible mayor inflación existen factores de carácter externo, como es el reciente y persistente salto mostrado por las cotizaciones de algunos commodities relevantes para la economía nacional, como es el caso del trigo y del petróleo.
De hecho, ayer la FAO informó que los precios mundiales de los alimentos alcanzaron un nuevo récord histórico en enero, por séptimo mes consecutivo. Todos los grupos de productos básicos controlados registraron fuertes subidas, excepto para la carne, que permanecieron invariables.
En el plano interno, el riesgo de que aumenten las presiones inflacionarias guarda relación con que estamos frente a un nuevo año de crecimiento de la actividad, el que debiera incluir mejoras en materia de empleo y, por ende, un ambiente más propicio para que se incrementen las decisiones de gasto de los chilenos. En este escenario, lo más factible es que el Banco Central retome pronto el proceso de normalización de las tasas de interés que inició en junio de 2010. Esta dinámica recién enfrentó una pausa el mes pasado en congruencia con la decisión de la autoridad monetaria de acumular reservas internacionales durante este año por US$ 12 mil millones. Esto, ante un panorama externo más complicado y, por esa vía, suavizar en algún grado la depreciación observada por la cotización del dólar.
Dado lo anterior, volver a subir el tipo rector reviste sus complejidades. Si bien nadie discute que el objetivo del instituto emisor consiste en mantener una inflación controlada en un rango de 2% a 4%, es un dato que cambios en la política monetaria podrían tener repercusiones en el ámbito cambiario.
Pero otro antecedente que también es relevante tener presente es el salto que registró la inflación en los años 2007 y 2008, episodio que se descomprimió en medio de los efectos de la crisis internacional en 2009.