Editorial

Flexibilidad y 40 horas

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La discusión del proyecto que reduce la jornada laboral de 45 a 40 horas semanales sigue en la comisión de Trabajo del Senado y estos días varios representantes de gremios de empresas de menor tamaño y de compañías en regiones sumaron sus propuestas a las presentadas por el Ministerio del Trabajo.

Resulta muy interesante ver que desde ellas se instala fuertemente la petición que sumar flexibilidad al actual proyecto dado que de la manera en que está planteado sumaría importantes costos para las compañías de menor tamaño. En el debate de las legislaciones laborales es clave contar con la visión de todos los sectores de la economía, ya que el tamaño y la ubicación de las plantas o sucursales son factores muy relevantes al momento de implementarlas. También parece sumamente importante considerar otras reformas recientes ya que algunos factores pueden ser sumativos en costos.

Es clave introducir modificaciones y ajustes al proyecto original o derechamente reemplazar la idea de reducción de jornada por una legislación más flexible.

La Asociación de Emprendedores de Chile (Asech) le planteó a los senadores que la reducción de jornada, más el alza del salario mínimo pactada en abril pasado y la reforma previsional que propone incrementar la cotización en un 6% adicional “implicaría entre 30% a 41% de mayores costos laborales para las PYME”. Propusieron mitigar el actual proyecto al considerar el cálculo en un período mensual, con límites de jornada diaria y máximo de días laborales semanales.

También el Instituto Regional de Administración de Empresas (Irade) hizo el punto ante los senadores de que la normativa de reducción de jornada debe implementarse de manera adecuada atendiendo a la diversidad de realidades productivas existentes en el territorio nacional y profundizar el concepto de flexibilidad planteado por el Gobierno. Proponen que el sistema de turnos de “promedio 42 horas a la semana” enfocado a la minería, se extienda a las otras jornadas excepcionales de los diversos sectores industriales del país, con la posibilidad de compensación en tiempo y/o remuneración. Y también un sistema mixto de jornada excepcional, que considere la estacionalidad donde el criterio de 40 horas de trabajo semanales se aplique al promedio anual.

Ante estas intervenciones, que levantan la realidad de cientos de miles de empresas en Chile es clave introducir modificaciones y ajustes al proyecto original o derechamente reemplazar la idea de reducción de jornada por una legislación más flexible que permita a la vez compatibilizar la calidad de vida de los trabajadores con la necesaria productividad.

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