Editorial

Operación del aeropuerto

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A medida que la temporada alta en materia de viajes en avión hacia y desde santiago ha ido en aumento, también se ha incrementado el debate sobre la capacidad del aeropuerto metropolitano de responder a la mayor demanda, en especial porque a juicio de aerolíneas y empresas turísticas hay crecientes aprensiones respecto de lo que estiman es una ausencia de medidas de mitigación para la transición a las nuevas instalaciones que están en desarrollo.

En efecto, desde hace unas semanas altos ejecutivos de las principales líneas aéreas como Latam y Sky, así como la asociación que las agrupa y la que representa a las empresas de turismo, han asegurado que no se observan medidas de mitigación que eviten una congestión superior a la que ya existe, lo que acarreará un consecuente daño a la imagen de la oferta turística nacional y del país como un todo.

La concesionaria y los servicios publicos del aeropuerto se han hecho cargo de las críticas asegurando que disponen de planes de contingencia permanentes -no sólo para el verano- y que la efectividad de los mismos pasa por una adecuada coordinación de todos los actores involucrados.

Como sea y más allá de los atendibles argumentos de las partes, en medio de este debate ha habido un reconocimiento de la mayor importancia por parte de la Junta de Aeronáutica Civil (JAC) en cuanto a que a estas alturas es un hecho que en este tema habrá fricción en lo que viene, reconocimiento que hay que decir es central, no en el afán de una aproximación resignada, sino que en la lógica de multiplicar los esfuerzos y acciones combinadas para evitar lo que parece ser un colapso ineludible de las instalaciones, que ya están estresadas.

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