Editorial

Política fiscal contracíclica

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Existen claros indicios de que el gobierno utilizaría la herramienta fiscal en 2015 como parte de su plan reactivador, lo que significaría gastar recursos de la reforma tributaria. Sin embargo, existen argumentos teóricos, empíricos y políticos para que una política fiscal expansiva sea un instrumento muy poco recomendable en la coyuntura actual.

Sabemos que una política fiscal expansiva tiene una eficacia muy moderada en un contexto de flexibilidad cambiaria y de apertura financiera, y de hecho los efectos producidos por la expansión fiscal de 2008-2009 apuntan en esa dirección.

Adicionalmente, la evidencia empírica muestra con claridad que finalmente la política fiscal termina siendo simplemente expansiva, y no contracíclica, ya que los estímulos nunca se retiran. Los aumentos de gasto en las distintas partidas presupuestarias se quedan literalmente “pegados”, y son la base para el crecimiento real del año siguiente. La política fiscal contracíclica termina generando entonces un deterioro de la sostenibilidad fiscal.

Lo anterior hace que no sólo sea de dudosa efectividad gastar los recursos de la reforma tributaria el próximo año, sería además imprudente. Aún no se encuentra aprobado ninguno de los proyectos que justificaron el alza de impuestos, y de hecho la mayoría ni siquiera se conocen. Surge entonces la pregunta, ¿habrá que hacer una nueva reforma tributaria una vez que los proyectos se aprueben? Parece evidente que una interrogante de este tipo atentaría claramente en contra de las expectativas, lo que llevaría a que el estímulo fiscal tuviera finalmente un resultado contrario al buscado.

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