Editorial

Política fiscal y control de la inflación

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El hecho de que velar por la estabilidad de la moneda sea el principal objetivo del Banco Central no significa que éste sea el único responsable de la tendencia de la tasa de inflación. Si bien a través del manejo de la tasa de interés de política el instituto emisor va graduando la liquidez de la economía, el curso de la política fiscal también tiene una incidencia en la evolución del nivel de precios.

De hecho, la fuerte alza registrada por el IPC el año pasado, resultado inevitable de la fuerte expansión en el gasto global, en parte se explica por el relajamiento de la política monetaria. Pero nadie podría desconocer que el aumento de 33,4% en los gastos de gobierno -especialmente influidos por el IFE cuasi universal que se entregó durante el año- tuvo una incidencia fundamental, a lo que habría que agregar el efecto de los retiros de los fondos previsionales.

Señales que den cuenta de un compromiso con focalizar las ayudas necesarias en un contexto de alta inflación serían muy valoradas.

El compromiso del gobierno actual en cuanto a no modificar los guarismos centrales contenidos en la ley de presupuestos aprobada para 2022 – y que en esencia implican “normalizar” el exceso de gasto fiscal del año pasado- constituye una importante señal de convergencia hacia una trayectoria más de equilibrio. Pero lo que pueda ocurrir en esta materia en 2023, en un contexto de fuertes presiones por aumentar el gasto fiscal, sin duda que abre un cuadro de incertidumbre. De hecho, el Informe de Finanzas Públicas correspondiente al primer trimestre de 2022 da cuenta de márgenes de acción que son bastante más acotados que lo inicialmente previsto.

Es por ello que, en un contexto en que las expectativas de inflación se encuentran absolutamente desancladas de la trayectoria proyectada por el Banco Central -lo cual está induciendo un endurecimiento adicional de la política monetaria-, el Ministerio de Hacienda tiene un importante espacio para contribuir a una más pronta normalización inflacionaria, “anclando” más firmemente la política fiscal de cara a los mercados financieros.

Con este propósito, la señal que se pueda entregar a través de acciones concretas que den cuenta de un compromiso con una focalización de las ayudas que puedan ser necesarias en un contexto de elevada inflación, sería altamente valorada.

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