Editorial

Reajuste del sector público

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Todos los años en esta fecha presenciamos una pugna en torno al reajuste salarial del sector público. Las posiciones iniciales suelen parecer irreconciliables, a lo que sigue un período de largas negociaciones, paros y recriminaciones. Este año no fue distinto. Hacienda y Trabajo partieron ofreciendo un reajuste de 2,9%, mientras que los gremios de trabajadores del sector público iniciaron su petitorio con un alza de 7,5%.

Al final se logran acuerdos que no solo garantizan reajustes reales, sino que además suman bonos de fin de negociación y otros compromisos, sin consideración alguna a las disrupciones generadas en los servicios públicos y/o a alguna medida de desempeño que justifique tales reajustes.

Hasta hace algunos años esto podía parecer defendible, bajo el argumento de que había que compensar a los funcionarios públicos por los bajos sueldos percibidos. Pero la realidad ha cambiado. De acuerdo a la información entregada por el Instituto Nacional de Estadísticas, los sueldos de la administración pública acumulaban al 2015 alzas de 48,6% en los últimos cinco años, en tanto que el resto de las remuneraciones nominales de la economía había crecido bastante menos, un 39,2%. Pero no solo el reajuste ha sido mayor, sino que los niveles de salarios son más altos en la administración pública, promediando casi $ 788.000 mensuales el 2015, contra un promedio de $ 488.000 en el resto de la economía.

Lo anterior revela que va siendo tiempo que se reevalúe la política de alza salarial en el sector público para hacer de la administración pública un trabajo reconocido por su servicio y remunerado por su mérito.

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