Reformas y expectativas sociales
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El proceso de reformas que están promoviendo las actuales autoridades va aparejado de un alto nivel de expectativas sociales, las que en el caso de Chile tienen una dinámica doble, ya que si bien tienen que ver con el proceso de desarrollo y la consolidación de una más amplia clase media, se han visto acrecentadas por el discurso y promesas de la reciente campaña electoral.
En efecto, la pasada elección presidencial instaló en la ciudadanía la sensación de que de la mano de las nuevas autoridades el país avanzará rápidamente a una sociedad de derechos sociales garantizados, en donde una serie de reformas permitirían asegurar mayor acceso (y gratuito) a una serie de prestaciones y beneficios.
Si bien esa expectación ciudadana no debiera traducirse a corto plazo en acciones de presión, es probable que dichas manifestaciones se hagan sentir en algún momento, ya sea porque el debate de las reformas podría tomar más tiempo del esperado o porque la promesa fue malentendida por la ciudadanía, la que podría estar esperando beneficios en forma inmediata y no gradual.
Como sea, en las próximas semanas y meses podrían descalzarse expectativas y realidad, lo que desafiará el manejo del mundo político. Lo anterior, hay que decir, en un momento en que las relaciones entre oposición y gobierno no son fluidas, lo que podría acentuar la sensación de desconcierto.
El país ha recorrido una senda de crecimiento y estabilidad que debe instar a la clase política a actuar con prudencia, entendiendo que los acuerdos no sólo construyen bases sólidas para los cambios, sino que envían una poderosa señal a la ciudadanía.
