Editorial

Sobre propuestas económicas, candidatos y ciudadanos

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Nuestra edición de hoy contiene una selección de propuestas económicas incluidas en los documentos programáticos que han dado a conocer la mayoría de los precandidatos a la Presidencia de la República, tanto aquellos que competirán en elecciones primarias este domingo como los que no.

Como bien señala la nota, no se trata de una lista exhaustiva como tampoco de un resumen de dichas propuestas, sin embargo, el conjunto entrega más que suficiente información como para que el lector atento perciba los principales ejes y énfasis de los respectivos aspirantes, y así pueda comenzar -ojalá con la ayuda adicional de otras fuentes- a formarse un juicio sobre la agenda económica de cada uno de ellos, o a complementar las opiniones que ya tenga al respecto.

En total, los documentos que revisaron nuestros periodistas suman más de 800 páginas. La inmensa mayoría de los ciudadanos no las leerá para decidir su voto ni sería razonable esperar que lo hicieran. En una democracia moderna, esa es parte de las tareas que delegan en otras instituciones -entre ellas, la prensa-, para que estas las transmitan a la opinión pública desde sus respectivos ámbitos. Estas instituciones -que también incluyen a la política, a la academia y a la sociedad civil- sí deben asegurarse de que estos documentos sean sometidos a escrutinio y debate, para que sean puestos a prueba en la tribuna democrática.

El espacio de hoy es parte de ese esfuerzo, que deberá continuar a lo largo de las campañas electorales de este año, analizando los programas de cada candidato en particular.

Dicho esto, el voto informado es responsabilidad final de cada elector. Los ciudadanos deben considerar las propuestas de los diferentes candidatos y evaluarlas en su mérito. ¿Parecen sensatas, viables, necesarias, justas, oportunas? Dado que los liderazgos políticos responderán que sí a todas estas preguntas, corresponde a cada ciudadano/elector decidir por sí mismo cuánto hay de compromiso responsable o de promesa conveniente en esas afirmativas.

Porque sin ciudadanos que se comprometan y participen, las propuestas de gobierno bien podrían escribirse en el aire.

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