Opinión
Relaciones con Italia
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El presidente de la República ha concluido una visita oficial a Italia, la cual incluyó encuentros con las más altas autoridades políticas del país europeo, además de representantes empresariales y académicos.
Se trata de un suceso relevante, teniendo en cuenta la histórica relación que existe entre ambas naciones y que abarca intereses comunes en ámbitos tan amplios como la cultura y la economía. Precisamente, en materia comercial, Italia se posiciona como uno de los principales socios de nuestro país en el Viejo Continente. Sólo por mencionar algunas cifras: segundo por intercambio en Europa (por un monto de US$ 2.166,8 millones en 2009), octavo mercado en absoluto a nivel mundial para las exportaciones chilenas (segundo en Europa) y entre los 20 mayores proveedores de nuestro país.
Los intereses empresariales de Italia en Chile abarcan diferentes industrias, como la energía, confites, salud, tecnología, medioambiente y biotecnología. Asimismo, la capacidad y experiencia que la nación europea ha demostrado en materia de innovación y desarrollo de la pequeña y mediana empresa, constituyen un claro ejemplo a seguir a nivel local.
Considerando esta vasta relación, sorprende que a nivel de opinión pública la visita presidencial haya aparecido centrada, casi en su totalidad, en la reunión sostenida por el presidente Piñera con el presidente del Consejo de Ministros de Italia, Silvio Berlusconi, y más específicamente, en la eventualidad de que ambos hubiesen o no conversado sobre la situación legal de la autoridad europea.
Se trata, por cierto, de una pobre y limitada percepción de la relevancia tanto de dicho encuentro, como de la visita oficial en su conjunto.
Nuestro país basa su modelo de desarrollo en el comercio internacional, en la apertura de las fronteras y, en ese marco, en la implementación de relaciones lo más estrechas posible con sus principales asociados. Se trata de un objetivo que trasciende posiciones políticas y gobiernos de turno, tal como lo han asumido todas las administraciones más recientes.
Italia tiene mucho que enseñar a nuestro país y no es una situación interna, derivada de un proceso judicial pendiente, la que debe marcar ni la agenda mutua ni la forma como nuestras autoridades deben entenderse con sus pares de la península.
La visita del presidente Piñera, en este sentido, quedará marcada como un excelente encuentro con un socio comercial relevante, donde fue acogido por sus más altas autoridades, siempre con miras a fortalecer la relación mutua.
Se trata de un suceso relevante, teniendo en cuenta la histórica relación que existe entre ambas naciones y que abarca intereses comunes en ámbitos tan amplios como la cultura y la economía. Precisamente, en materia comercial, Italia se posiciona como uno de los principales socios de nuestro país en el Viejo Continente. Sólo por mencionar algunas cifras: segundo por intercambio en Europa (por un monto de US$ 2.166,8 millones en 2009), octavo mercado en absoluto a nivel mundial para las exportaciones chilenas (segundo en Europa) y entre los 20 mayores proveedores de nuestro país.
Los intereses empresariales de Italia en Chile abarcan diferentes industrias, como la energía, confites, salud, tecnología, medioambiente y biotecnología. Asimismo, la capacidad y experiencia que la nación europea ha demostrado en materia de innovación y desarrollo de la pequeña y mediana empresa, constituyen un claro ejemplo a seguir a nivel local.
Considerando esta vasta relación, sorprende que a nivel de opinión pública la visita presidencial haya aparecido centrada, casi en su totalidad, en la reunión sostenida por el presidente Piñera con el presidente del Consejo de Ministros de Italia, Silvio Berlusconi, y más específicamente, en la eventualidad de que ambos hubiesen o no conversado sobre la situación legal de la autoridad europea.
Se trata, por cierto, de una pobre y limitada percepción de la relevancia tanto de dicho encuentro, como de la visita oficial en su conjunto.
Nuestro país basa su modelo de desarrollo en el comercio internacional, en la apertura de las fronteras y, en ese marco, en la implementación de relaciones lo más estrechas posible con sus principales asociados. Se trata de un objetivo que trasciende posiciones políticas y gobiernos de turno, tal como lo han asumido todas las administraciones más recientes.
Italia tiene mucho que enseñar a nuestro país y no es una situación interna, derivada de un proceso judicial pendiente, la que debe marcar ni la agenda mutua ni la forma como nuestras autoridades deben entenderse con sus pares de la península.
La visita del presidente Piñera, en este sentido, quedará marcada como un excelente encuentro con un socio comercial relevante, donde fue acogido por sus más altas autoridades, siempre con miras a fortalecer la relación mutua.
