Ser y parecer: liderazgo bajo la lupa
Por Constanza Ossa, socia y gerenta general de Krebs Consulting
La reciente salida de Javier Etcheberry de la dirección del Servicio de Impuestos Internos (SII), tras conocerse el no pago de contribuciones de una de sus viviendas, ha generado comentarios y cuestionamientos que trascienden lo estrictamente legal. Más allá del caso puntual, y sin intención de profundizar en su dimensión política o personal, el episodio invita a una reflexión relevante: en posiciones de liderazgo, no basta con ser, también hay que parecer.
Este principio, tan antiguo como vigente, cobra particular fuerza en tiempos donde la exposición pública —ya sea mediática o digital— hace que los liderazgos sean observados con lupa. No se trata de mantener una fachada, sino de una coherencia entre lo que se dice, lo que se hace y lo que se proyecta. La credibilidad, ese intangible que sostiene la legitimidad de un líder, se construye tanto desde la consistencia como desde los detalles.
En el mundo empresarial esto no es diferente. La confianza que un equipo deposita en su liderazgo no solo se basa en la competencia técnica o en los resultados, sino también —y muchas veces, sobre todo— en la ética cotidiana, en la prolijidad con que se gestionan los asuntos personales, en la forma de tratar a otros, en el modo de enfrentar errores y asumir responsabilidades.
No basta con "hacer bien el trabajo". El cómo lo hacemos, las decisiones que tomamos fuera de la mirada del directorio, los pequeños actos que pocos ven, también cuentan. Y no solo eso: nos definen. Porque liderar implica, inevitablemente, estar en un lugar simbólico, donde se es referente para otros.
Este estándar, exigente pero necesario, también puede ser una oportunidad: la de abrazar un liderazgo consecuente e íntegro, donde la reputación no se construye desde la perfección, sino desde la coherencia, mostrándose humano.
Hoy, cuando la desconfianza institucional sigue siendo un desafío latente y las expectativas sobre los liderazgos aumentan, el llamado es a ejercer una mirada más consciente sobre el impacto simbólico que tienen nuestras acciones.
El liderazgo no es solo un rol funcional, sino una figura referencial. Y como tal, debemos entenderlo como algo que se ejerce también cuando nadie nos está mirando.