En septiembre de 2001, Felipe Illanes trabajaba en Merrill Lynch, un banco que estuvo a punto de colapsar durante la última crisis y que finalmente fue absorbido por Bank of America. Hoy sigue en Wall Street como economista senior de TRG Management. Y desde ahí recuerda cómo vivió los atentados. “Estaba en mi oficina en el piso 23 de la torre norte del World Financial Center, a unos 30 metros de la torre norte del World Trade Center”, señala.
- ¿Qué fue lo que más te impresionó de ese día?
- Fueron muchas impresiones impactantes, desde algunas puramente visuales a otras más emocionales. En lo visual fueron cosas completamente anormales, como ver millones de papeles volando por mi ventana o caminar junto a mucha gente por calles silenciosas normalmente saturadas de autos y ruido. En lo emocional me quedó la pena por la perdida de colegas, vecinos y el resto de la gente.
- ¿A diez años de ese evento, qué reflexión te motiva?
- Hay una que me motiva desde un punto de vista más cercano: la integridad de la sociedad civil. Se puede criticar parte de la estrategia del gobierno después del 11-S pero creo que el ciudadano medio mostró características admirables. Lo vi en cómo la gente se ayudaba en la escalera cuando evacuábamos y cómo mucha gente conocida ayudó a las familias de las víctimas. También lo vi en cómo la sociedad evitó transformar su enojo y miedo en sentimientos más fuertes contra los musulmanes en EEUU y en la decisión de no limitar excesivamente la libertad y derechos individuales que caracterizan al país.
- ¿Cambió en algo a la economía mundial?
- El 11-S contribuyó a una reduccion persistente de la capacidad de crecimiento de EEUU. Un ejemplo es el costo que la excesiva inversión en seguridad tuvo sobre la productividad. Este gasto, además, debilitó la posición fiscal del gobierno, limitando su libertad para suavizar el ciclo económico. Ambos contribuyeron a exacerbar los efectos de la crisis bancaria de 2008 sobre la economia global y sobre los mercados financieros.
- ¿Cómo afectó a Wall Street?
- Wall Street sufrió pérdidas importantes en capital humano pero también en infraestructura. Hubo que establecer sistemas de contingencias que demandaron importantes gastos para instituciones financieras. Pero de un modo general la cultura de Wall Street no fue tan afectada con el 11-S como lo fue después, con la crisis de 2008. Fue esta última crisis la que llevó a una industria más regulada, con mayor aversión al riesgo y con menores expectativas de ganancias que en el periodo posterior al 11-S.
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