La administración entrante hereda una economía en auge, pero con un gasto galopante y una cada vez más ineficiente inversión social. Su principal desafío, por ende, será llevar los beneficios del crecimiento a mejoras visibles y palpables de los ciudadanos.
Tras una contracción del Producto Interno Bruto (PIB) de 0,9% en 2012 -menor a lo esperada-, el Banco Central (BCP) subió su estimación de PIB a +13% para 2013. Esto, a la luz de la rápida recuperación de la agricultura de los embates climatológicos de 2011-12; el relance de la exportaciones cárnicas tras la superación de la fiebre aftosa; así como un perceptible nuevo boom de la construcción pública y privada.
Pero si bien el panorama local luce auspicioso, el internacional se complica. Muy dependiente de sus exportaciones agroganaderas, el nuevo gobierno tendrá que capear cualquier posible disminución de exportaciones a la zona euro, con un incremento de relaciones comerciales regionales.
Además, y en un contexto de déficit fiscal, el nuevo gobierno se verá frente al dilema de inflar la masa de funcionarios públicos en recompensa a la labor proselitista hecha por sus bases partidarias o quebrar el círculo vicioso del Estado como agencia de empleos, reduciendo progresivamente el personal público. De seguir creciendo las remuneraciones públicas, el Estado deberá plantear un alza de impuestos, lo cual se traduciría por un paso del IVA de 10% a 15% aproximadamente.
Otro foco es la ineficiencia en el uso de recursos. La inversión estatal en salud, educación, vivienda, acción social y cultura, entre varios otros rubros, llegó a 15.640 mil millones de guaraníes en 2012 (unos US$ 3.700 millones), según Hacienda. Aún así, es visible la paupérrima situación de las escuelas, hospitales, y viviendas sociales en el país.
El Estado deberá elaborar una estrategia de gastos controlados y verificados por eficiencia y rendimiento. Por ello, se ha consensuado la implementación gradual del Presupuesto por Resultados con la caracterización de “Presupuesto Informado”, abarcando cierta cantidad de programas públicos cada año. Consta de un sistema se seguimiento de indicadores de desempeño y un balance anual de gestión pública.
Con esto, se espera que el gobierno entrante brinde información de desempeño y que rinda cuentas de la ejecución de los mismos a la ciudadanía. Esta transparencia será garante de la disciplina fiscal y buena señal de confianza para la inversión extranjera.