Cartas al Director
- T+
- T-
La incertidumbre
Señor Director:
En los últimos días se ha visto un ejercicio mancomunado de crítica al empresariado por parte de diversos actores del mundo político, social e informativo, por expresar públicamente que el anuncio del inicio de un proceso constituyente genera incertidumbre. Esta crítica intenta aparentemente introducir en la opinión pública la idea que los empresarios al manifestar sus expectativas por este tema, lo hacen mezquinamente para defender sus intereses y oponerse a todo cambio y no porque sea válido expresar inquietud ante el anuncio de una nueva carta fundamental.
El argumento utilizado para la crítica en cuanto que las empresas viven siempre en incertidumbre es falaz, porque esa incertidumbre a la que se hace alusión es la que deviene del comportamiento de los mercados, lo que es consustancial a cualquier actividad. Pero distinto es sentir incertidumbre por desconocimiento de las reglas y normas que establecería una nueva Constitución, lo que genera incerteza jurídica, condición básica para desarrollar actividades empresariales de cualquier índole y tamaño.
Para dirimir esta controversia invito a preguntarnos, ¿cómo, sin certeza jurídica, se puede emprender cualquier actividad? ¿con qué fundamentos se puede pretender guiar cualquiera de nuestras acciones sin saber cuáles serán las normas que regirán nuestra vida en sociedad? ¿cómo se podrían tomar decisiones de inversión si no se sabe qué cambios se harán a la propiedad privada, uno de los temas que figura en el programa de Michelle Bachelet en el capítulo referido a la nueva Constitución? Si a estas preguntas le añadimos aquellas relacionadas con la forma en que se ordenarán los poderes del Estado, los nuevos derechos que se pretenden introducir a la Carta Magna, el término de la subsidiariedad del Estado y su reemplazo y tantos otros cambios de público desconocimiento, ¿se puede poner en duda que esto genera incertidumbre?.
Jaime Jankelevich W.
Doble tributación
Señor Director:
El acuerdo para evitar la doble tributación entre Chile y China –cuyas negociaciones se prolongaron por cerca de diez años- ha prosperado recientemente, dando un gran paso para alcanzar ciertos objetivos que involucran sobre todo al sector privado. Hablamos de promover la inversión privada, fomentar la transferencia tecnológica, quitar el freno al desarrollo económico y de las inversiones extranjeras, brindar protección a los contribuyentes frente a una carga tributaria excesiva e injusta para ellos, prevenir la discriminación y garantizar la igualdad entre nacionales y extranjeros, entre otros puntos de relevancia. El convenio confirma que nuestro país está siendo observado con mayor interés por las grandes economías del mundo.
Por otro lado, hace unos días se firmó un proyecto para evitar la doble tributación con Argentina, algo que los Congresos de ambos países deberán ratificar, pero que sirve para retomar negociaciones que serían de suma importancia en materia comercial. Recordemos que tuvimos un tratado de esta naturaleza con el gobierno trasandino, pero la presidenta Cristina Fernández le puso término unilateralmente en 2012.
En los dos casos, lo significativo es que tales acuerdos buscan evitar el doble pago de impuestos, tanto en el país de origen, como en el país de destino de la inversión, logrando fortalecer la actividad comercial en el sector privado y eludiendo con ello las limitaciones que implica una doble tributación.
Marcelo Contreras Oporto
Abogado y Docente Escuela de Comercio de Santiago
Último año
Señor Director:
Desde erupciones de volcanes, inundaciones, terremotos, disputas limítrofes con países vecinos, casos políticos y económicos que han impactado transversalmente en la sociedad, incluyendo una alza insospechada del dólar junto a una caída del precio del cobre, hasta una inseguridad en los hogares causada por la delincuencia y atentados con bombas al transporte público. Más un sin fin de hechos han provocado un sentimiento indescriptible en el último año a cada uno de los chilenos. Conmoción que pareciera volverse agobiante y nunca consumarse.
Francisco Abarca Tuzzini