Cartas al Director

Señor Director:


La semana anterior, se dio a conocer un estudio sobre el escaso avance de grandes empresas en innovación. La mitad de las 50 grandes empresas chilenas investigadas invierte en innovación menos del 1% de esos ingresos, si bien el promedio llega a 2%. En la OCDE, este último es de 2,5%, lo que refleja un retraso de la cultura de innovación en nuestro país.

Creo que uno de los grandes retos que debemos trabajar es que cuando en una empresa las cosas funcionan bien, cuesta tomar la decisión de innovar. La pregunta de ¿Para qué innovar en procesos, servicios o gestión, cuando todo marcha bien? En cambio, cuando las empresas enfrentan una crisis, la única forma es probar nuevas soluciones. Como muestra de ello, de las 500 mayores empresas en Fortune 1994, 154 ya habían desaparecido en el 2004 y 130 sufrieron cambios radicales.

Es necesario que el enfoque de innovación sea crear valor y generar ventajas competitivas. Esto requiere transformar el proceso de innovación desde una aproximación ad-hoc como normalmente se tiene, en un proceso sistemático de cómo desarrollar e introducir innovación en las organizaciones.

Investigar nuevas formas, buscar nuevas preguntas y encontrar las mejores respuestas, genera beneficios concretos, tales como la creación de valor y crecimiento económico. Las ventajas competitivas aparecen cuando incorporamos poco a poco innovaciones en nuestra empresa, y no solo cuando sea urgente hacerlo. Más aún en el mundo de hoy, donde los hábitos de trabajo y de consumo se transforman en solo meses y donde unas tecnologías reemplazan a otras cuando apenas aprendemos a utilizarlas.

Hacer las cosas bien ya no es suficiente, hay que atreverse a ir por más, ser valientes y tomar desafíos. Invertir en innovación es invertir en sustentabilidad. Ninguna empresa actual puede sobrevivir sin tomar en cuenta este factor, esencial para el desarrollo de cualquier organización.



Hugo Espinoza L.



Innovation Solutions Manager SAP Southern Latin America


Señor Director:


En el últimos 10 años, en dos ocasiones se ampliado el paño urbano de la ciudad de Santiago. Esto significa que hemos crecido de manera importante: lo que antes era la frontera hoy está en el centro. Los traslados en la ciudad presentan una tendencia creciente según datos de la Secretaría de Planificación de Transporte (Sectra), entidad que en 2006 informó que el tiempo promedio de cada traslado es de 48 minutos, lo que significa en términos prácticos 1 hora y 36 minutos diarios en desplazamiento de los santiaguinos, 8 horas a la semana y 1 día con 8 horas al mes, es decir cerca del 4% del mes los ocupamos en trasladarnos. Quiero advertir que no es el único elemento que debemos tener en cuenta a la hora de tomar decisiones en materias urbanas pero, claramente, esta variable comienza a pesar de manera más significativamente a la hora de planificar la ciudad.

Una alternativa es crecer en centros urbanos consolidados y cercanos a la ciudad, que posean una muy buena conectividad con Santiago y garantizar traslados en tiempos y horarios que permitan fluidez y comodidad en nuestras vidas. También es factible visibilizar esta problemática desde una perspectiva más humanista y menos estadística.




Rafael Pizarro R.



Director Escuela de Administración Pública, Universidad Central de Chile 




Señor Director:


Existen dos formas de pagar los 
US$ 3.500 millones que cuesta la educacion universitaria del 10% más rico de la poblacion. La primera, que los padres lo paguen directamente a las universidades, la segunda, que el gobierno suba los impuestos a estos padres, y este lo entregue a las universidades
No es tan dificil adivinar porque hay tanto interés en hacer pasar este dinero por caja y que no vaya directamente donde corresponde.




BENJAMÍN KAUFMANN