Cartas

Sobre el futuro ambiental de las criptomonedas

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Señora Directora:

Para los detractores de las criptomonedas, la caída abrupta del precio del Bitcoin, tras la publicación Elon Musk y la situación de China, fue como una confirmación de que el sistema no tiene un valor real.

Pero hay que entender una cosa: las criptos, al ser una industria por ahora no tan líquida ante la falta de intermediarios que fijen precios, lo hacen un mercado muy reactivo. Eso a muchos les revuelve el estómago, pero lo vemos como una oportunidad. En el estudio sobre el Bitcoin que hicimos el año pasado, identificamos que en promedio hay 52 movimientos considerables mensualmente. Es decir, hay muchísimas oportunidades para entrar al mercado y hacer algo.

Independiente de que desconozco los reales motivos de Musk y China, es un hecho que instituciones que jamás habríamos pensado que avalarían a las criptomonedas, hoy quieren entrar de lleno a este mercado. El Bitcoin es para los inversionistas un activo refugio muy atractivo y se perfila como un mecanismo de almacenaje de valor crucial a futuro.

Mucho se habla sobre la contaminación derivada. Sólo recordar que en 1999 causó polémica saber que se necesitaba una libra de carbón para mover apenas dos megabytes en internet. Hoy un 75% del minado del Bitcoin proviene de energías renovables. Además, ya se perfila la tercera generación de criptoactivos, que casi no requieren de energía para producirse. Incluso hay casos como China, donde empresas de criptomonedas compran proyectos quebrados de energías renovables no convencionales para potenciarlos y mejorar su eficiencia energética. Y qué decir si comparamos criptomonedas con la industria del oro o la banca.

Es cierto que aún hay trabajo que hacer para reducir el impacto ambiental de las criptomonedas, pero es importante recordar que hablamos de código y estructuras programables, por lo que no es aventurado pensar que con el tiempo serán mucho más eficientes.

Robert Zibert

CEO de Orionx

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