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Andrés Allamand: Aylwin y lo posible

Senador Renovación Nacional

Por: Andrés Allamand | Publicado: Miércoles 20 de abril de 2016 a las 04:00 hrs.
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Quizás la definición más usual del significado de la palabra política sea aquella que la resume como "el arte de lo posible".


Pero, en verdad, es una definición un poco críptica. ¿Arte? ¿Posible? ¿Y no pintaban, los estudiantes de Mayo del 68 en París, las calles con un convocante "seamos realistas, pidamos lo imposible"?


Todas esas dudas desaparecen al mirar la trayectoria de Patricio Aylwin y su gobierno.


Siempre tuvo conciencia de las limitaciones, que el mar en que debía capitanear el buque debía tener orillas. Que no se trataba de un océano despejado y calmo, sino de un mar turbulento, lleno de corrientes ocultas y con tempestades escondidas detrás de cualquier ola.


Por lo mismo que, antes que nadie tuvo claro de que se avanzaría "en la medida de lo posible". Y esa medida fue, al final, mucho más grande de lo que aparecía a primera vista. La economía empezó a ganar equidad a partir de una reforma tributaria razonable y no estrambótica como propuso el actual y creció sostenidamente. La reforma laboral duró un cuarto de siglo. La reforma municipal abrió el camino a la democratización municipal. En fin, el Informe Rettig fue el inicio -cauteloso, pero profundo- de un proceso de "justicia transicional", que se cuenta entre los más severos del mundo.


Los que critican a Aylwin por haber sido "tímido", "condescendiente con la dictadura", "mal negociador", "blando con Pinochet", en el mejor de los casos provocarán esa sonrisa tan típica en él. Y en sus adentros pensará "Mirando el largo plazo... ¿Quién consiguió más para la democracia y el país que yo?


El que promete lo que sabe imposible es un demagogo.


El que promete lo que no sabe si puede cumplir es un irresponsable.


El que promete y cumple lo que es posible es un verdadero político.


Aylwin era más: Era un estadista.

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