Axel Christensen

2022: el año del despegue

Axel Christensen Director de Estrategia de Inversiones para América Latina de BlackRock

Por: Axel Christensen | Publicado: Martes 4 de enero de 2022 a las 04:00 hrs.
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En 2022 los bancos centrales de economías desarrolladas comenzarán a subir las tasas por primera vez desde que comenzó la pandemia. Aún con este despegue, esperamos una respuesta moderada a la inflación comparado con ciclos anteriores. Eso sí, habrá que estar atento a los signos que puedan llevar a los mercados a la confusión.

Después de un 2021 en que las acciones registraron ganancias sólidas y los bonos cayeron -un patrón visto solo en unos pocos años desde 1977-, vemos una repetición en 2022, aunque con rendimientos de acciones más moderados y otro año difícil para buena parte de la renta fija.

El potente reinicio de la actividad económica en 2021 trajo consigo severas presiones de precios que no se observaban en décadas. En una clara desviación de la práctica anterior de acciones preventivas frente a estas presiones, la mayoría de los bancos centrales de economías desarrolladas no respondieron cuando la inflación y el crecimiento se dispararon. Esta mayor tolerancia a las presiones de precios que trajo consigo el potente reinicio económico, mantuvo a los activos de riesgo boyantes. La excepción a lo anterior la marcaron algunas economías emergentes -especialmente en América Latina-, donde los bancos centrales sí actuaron ante la inflación y, como consecuencia, el desempeño de este tipo de activos fue, en muchos casos, negativo

La siguiente fase de esta historia -el despegue en las tasas- tendrá lugar este año. La mayoría de los bancos centrales están preparados para ello, pero será más quitar el pie del acelerador monetario que pisar el freno. La forma en que los bancos centrales, en particular la Reserva Federal de EEUU y el Banco Central Europeo, respondan a la inflación será la historia clave para 2022.

Si bien esperamos que la Fed suba la tasa de política monetaria, su respuesta frente a la inflación acumulada desde el año anterior será mucho más restringida que lo que se ha observado en el pasado. Sin embargo, es importante advertir el riesgo de que tanto los responsables de la formulación de políticas económicas como los mercados financieros puedan malinterpretar la situación, por lo que entramos al 2022 reduciendo nuestra exposición a activos de riesgo en comparación a cómo estuvimos posicionados el 2021.

Una confluencia única de eventos (el reinicio, nuevas cepas de virus, inflación, entre otros) corre el riego de crear confusión, ya que no hay paralelos históricos. Navegar en esta confusión es clave, lo que lleva a considerar escenarios alternativos al señalado y, con ello, ser más prudentes en el manejo de los riesgos. Entre los riesgos a seguir de cerca está el peligro de que algunos de los bancos centrales puedan volver a las respuestas políticas anteriores, ante presiones inflacionarias más persistentes, y arrastrar a la economía global a una situación de “estanflación”: una inflación que no cede y con una actividad económica que se estanca. Comprender estos resultados potenciales en torno a la inflación y las implicaciones del mercado es clave para atravesar el tema de la perspectiva de confusión.

Con todo, este escenario de despegue moderado de las tasas de interés durante el 2022, en un régimen de mayor inflación y de crecimiento sólido, será positivo para los activos de riesgo como las acciones o bonos de países emergentes, pero negativo para los bonos de países desarrollados.

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