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Columnistas

Capitalismo a la americana

MATÍAS PINTO PIMENTEL Partner, GeoGig consulting

Por: Equipo DF

Publicado: Martes 21 de octubre de 2025 a las 04:03 hrs.

Le pregunté a ChatGPT qué tipo de sistema económico tiene un país donde su líder exige participación estatal a una empresa para exportar, interviene en la elección de un CEO, impone aranceles altos para proteger industria local, obliga a vender una empresa extranjera a socios locales e invierte directamente en sectores estratégicos.

La respuesta: un capitalismo de Estado con rasgos de nacionalismo económico.

Sí, hablamos de Estados Unidos. ¿Ejemplos? Intel, donde el Presidente Donald Trump exigió públicamente la renuncia del CEO por presuntos vínculos con China —acusaciones nunca probadas— y luego revirtió su posición tras una reunión que terminó con el Estado quedándose con 10% de participación en la empresa. TikTok, forzada a ser adquirida por inversionistas locales por “seguridad nacional”. NVIDIA, que debe pagar al Gobierno un 15% de las ventas a China para conservar su licencia de exportación. Y un Pentágono inversor, que ya posee participaciones en varias mineras estratégicas. Todo esto bajo el paraguas de nuevos aranceles del 10% a nivel global y hasta 145% para algunos productos.

“Los EEUU de hoy premian a quien se alinea con sus objetivos geopolíticos y castigan a quien no. Esto erosiona la previsibilidad regulatoria y eleva el riesgo geopolítico al mundo”.

¿Por qué este giro? China es el factor determinante. Washington compite con una economía “no de mercado”, donde el Estado dirige inversiones, controla exportaciones y define sectores estratégicos. Frente a ello, Estados Unidos concluyó que responder con las reglas del libre mercado ya no basta: la competencia con China también se libra desde el Estado.

Si aún no percibe su impacto en Chile —uno de los países más abiertos del mundo—, mire el fallo del Systems Approach. Lo que parecía una disputa sanitaria sobre la uva de mesa terminó validando el principio de competitor standing, permitiendo que productores estadounidenses demanden para proteger sus intereses económicos frente a competidores extranjeros. En los hechos, se borró la línea entre defensa comercial y regulación sanitaria.

Los EEUU de hoy premian a quien se alinea con sus objetivos geopolíticos y castiga —o condiciona— a quien no lo hace. Esto acelera sus proyectos estratégicos, pero erosiona la previsibilidad regulatoria y eleva el riesgo geopolítico al mundo.

Obviamente, este giro no abarca toda la economía estadounidense, pero sí los sectores considerados estratégicos. En Chile debemos tener claro que, en sectores como el cobre, el litio y las tierras raras, el mercado no siempre va a mandar, y debemos prepararnos para competir en un mundo donde la libre competencia no siempre será la regla y que en algunos casos puede ser hasta la excepción.

Pero no nos equivoquemos, esto no es un paréntesis, sino un cambio estructural, bipartidista. El capitalismo a la americana ya no se define por el libre mercado, sino por la geopolítica.

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