Chile Digital
CRISTIÁN BASTIÁN SOCIO PRINCIPAL KPMG
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Pensar en nuestro país en el mediano y largo plazo, necesariamente trae a la mente el viaje hacia un país digital, un Chile Digital. Para ello, se requiere de una profunda y completa transformación, la cual nos permitirá ser competitivos en la nueva economía digital. El tradicional modelo productivo basado en tres sectores de actividad (primario, industria y servicios) está sufriendo el impacto del desarrollo económico de los gigantes emergentes como China, India, Rusia o Brasil. La producción agrícola, energética e industrial se está localizando en estos países, debido a su mayor tamaño y escala, su abundancia de recursos naturales y sus menores costos laborales.
En nuestro país contamos con una gran fuente de recursos naturales, especialmente asociados a la minería, con destacada participación en cobre o litio, entre otros. Es por ello que debemos pensar en grande e incorporar, como pilar para el desarrollo de estas y otras industrias, la transformación tecnológica, que permita generar modelos de alcance global y a bajo costo.
Tenemos un gran desafío en nuestra competitividad y creación de nuevos negocios basados en la innovación y la creatividad, que permitan diferenciarnos. El nuevo escenario económico está evolucionando a un modelo productivo en el que la mayoría de las actividades comerciales y de consumo se irán digitalizando y en el que, adicionalmente, una red de dispositivos inteligentes será capaz de realizar hasta las tareas más impensadas, de manera automatizada. Las tecnologías inteligentes se incorporarán en una multitud de actividades que hasta hoy realizan las personas, como conducción de automóviles, la compra y venta de acciones en el mercado bursátil, la aplicación de análisis y lógicas de decisión en los negocios, el comercio o la atención médica.
En este contexto, existe una demanda creciente de nuevo talento capaz de diseñar, programar y supervisar una red productiva digital e inteligente. La mayoría de las empresas siguen un ritmo lento en abordar o abrazar plenamente estas tecnologías, generando con ello una creciente desconexión entre el potencial tecnológico y el ritmo de adopción real de las nuevas tecnologías en Chile. Por lo tanto, nuestro país tiene una deuda latente y para seguir creciendo e impulsar el desarrollo de la economía, deberá también impulsar el desarrollo del conocimiento, de la innovación y de la creatividad desde las bases, reformulando el sistema educativo que conocemos y asimismo, también deberá reforzar y reeducar la fuerza laboral vigente con el objetivo de adaptarla a este nuevo mundo. Necesitamos una red nacional de formación, innovación e inversión conectada, aprendiendo de los principales polos internacionales de innovación como Silicon Valley, Tel Aviv, Austin o Zhong Guan Cun (el Silicon Valley chino).
Chile Digital se tiene que desarrollar alrededor de un ecosistema, a través de una red de emprendedores, empresas, inversionistas privados y sistema público, con capacidad de integrar y conectar esfuerzos, talento y conocimiento. Nuestro éxito dependerá de reinventar nuestra economía y no poner parches al modelo existente. Es un reto que nos afecta a todos y, por lo tanto, requiere de una solución que debe de ser colectiva.