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Conciencia, Democracia y Desarrollo Empresarial

Director de Empresas Sociales Fundación Proyecto Propio

Por: Sebastián Cantuarias B. | Publicado: Martes 19 de abril de 2016 a las 04:00 hrs.
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Ya es habitual escuchar en los distintos espacios de debate, conversación y donde se discuten los desafíos de la sustentabilidad y el desarrollo económico, la idea de que una profunda crisis de desconfianza está instalada en nuestro país. Desconfianza, desconfianza y desconfianza, es sin lugar a dudas el concepto que más se repite en pasillos y oficinas del sector empresarial.


El diagnóstico es el correcto, el punto es cómo revertir aquello, que es donde se juega el cambio real.
Por lo anterior, la manera en que entendemos el problema determina la forma de abordarlo, lo que hace imposible reconstruir las confianzas para avanzar hacia un desarrollo sustentable, sin tener claro el punto de partida, pues éste será el lente con el que miraremos la realidad que buscamos cambiar. Un mal punto de partida, no solo nos hará errar el camino, mordiéndonos la cola, sino que podemos terminar comiéndonos por completo.


Una clave es mirar con profundidad, y una buena receta es hacerlo desde una perspectiva territorial. Un ejemplo es lo que pasa en toda la extensión del Valle del Huasco, Región de Atacama, territorio donde la actividad empresarial clásica ya no es posible. En esa zona la excusa de la cesantía o el dinamismo de la economía no resultan ser argumentos suficientes para la ciudadanía. Los ejemplos son muchos: Valdivia, Aysén, Calama, Araucanía, entre muchos, son territorios donde la idea de la ganancia por sobre el bien común ya no es factible, pues no es aceptada por la sociedad local.


Junto con la visión territorial, es clave mirar el marco regulatorio, especialmente en tiempos en que la sociedad se cuestiona y busca hacer cambios en su carta magna, son señales de una profunda conciencia. Son diversas las industrias que avizoran modificaciones en sus marcos legales y que no deben ser ingenuas antes los cambios que se vendrán, cambios producidos en otros lugares del mundo y que se hacen inevitables en un país abierto como el nuestro. Esto ya está ocurriendo, otra cosa es que nos neguemos a mirarlo.


Es urgente que la planificación estratégica empresarial genere una economía centrada en el desarrollo de las personas y el planeta, lo que en la actualidad ya no es un deseo de muchos sectores, es algo que está ocurriendo y ha llegado para quedarse.

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