Emoción. Los mercados financieros se componen de millones de corazones latiendo segundo a segundo, sintiendo a veces pánico y a veces euforia. Por lo tanto, la mayoría de los movimientos bruscos en los mercados financieros no obedece a razones, sino que a emociones.
¿Por qué bajó el Bitcoin casi un 40% hace unos días? La respuesta es simple: pánico. ¿Pánico a que gobiernos poderosos lo prohíban? Sí, pero más pánico aún, por parte de los inversionistas, de perder todo lo que han ganado en los últimos meses.
En septiembre de 2017, cuando el Bitcoin se operaba en US$ 4.900, ya se hablaba de “burbuja”. El CEO de JP Morgan dijo que no creía en el Bitcoin y en China se restringió la existencia de los
“exchanges”. Un par de días después, el Bitcoin costaba menos de US$ 3.000, una caída del 40%.
La regulación no es que se vea como una amenaza, sino que lo que se percibe como tal es que los gobiernos prohíban la libre transferencia e intercambio de las “cripto”, bloqueando a las empresas que provean estos servicios.
Una regulación a quienes custodian “cripto”, a los “exchanges” y a las “ICO” será bienvenida. Los inversionistas se sentirán mucho más tranquilos, sabiendo que las empresas que operan “criptos” tienen una supervisión similar a cualquier compañía financiera tradicional. Entonces, es muy diferente regular que prohibir.
Activos que sufren fuertes rachas de apreciación o depreciación son muchos cada año. El petróleo llegó a costar US$ 150 el barril y un par de meses después se cotizaba en US$ 50; el oro en US$ 2.000 y luego en US$ 1.200; el cobre en US$ 4,4 y posteriormente en US$ 2; Tesla en US$ 280, semanas después en US$ 140 y un par de meses más tarde sobre los US$ 300.
Las “cripto”, que son un activo nuevo, donde aún hay mucho desconocimiento, ¿bajo qué lógica debieran ser estables en sus precios? Lo atractivo es que cuando uno hace trading tiene la posibilidad de decidir invertir en ellas y esperar que suban, o tomar una posición contraria al instrumento y ganar dinero cuando baje.
Por lo tanto, a todos quienes no creen en las criptomonedas pueden “irse corto” y esperar que se deprecien. En mi opinión, la gran mayoría de las más de 1.700 “criptos” que existen hoy no creo que tengan valor alguno o éste es mucho más bajo que su cotización actual. Sin embargo, me gusta mucho como el mercado ha ido interpretando la razón de existir del Bitcoin y el potencial del Ethereum. Por supuesto, no conozco en detalle la propuesta de cada una de las 1.700 que existen, y de seguro hay varias de ellas que en el futuro serán un aporte real a la industria financiera o a la forma como nos relacionamos en nuestro día a día en cualquier área.