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Despejar “cuellos de botella” para un 2015 más positivo

César Pérez-Novoa

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En las últimas semanas vimos muchas asimetrías en las cifras para Chile: empresas reportando ganancias más débiles de lo que se esperaba para el segundo trimestre (2T14), el PIB subió apenas un 0,8% en junio, el peso chileno se depreció frente al dólar y un valor del cobre a la baja. Sin embargo, la bolsa ha mostrado su lado positivo, incluso con el IPSA por sobre los 4.100 puntos durante las primeras jornadas de septiembre. Con todo, todavía cabe preguntarse si los activos financieros han descontado plenamente las futuras tasas impositivas propuestas en la Reforma Tributaria (del 25% al 28% para los impuestos corporativos, a continuación de un aumento gradual desde el actual 20%). Esperamos ver algunos efectos de lo anterior en los estados financieros del 3T14 y esto podría impactar en ciertas acciones específicas. Pero aún queda la variable de que no sabemos cuál mecanismo impositivo adoptará cada empresa.

La dinámica macroeconómica es débil y esto se ha vuelto una fuente de preocupación para el gobierno que respondió con el anuncio de US$ 500 millones extras en el gasto público durante el resto de 2014 para estimular el crecimiento y que estarán destinados a carreteras, agua y la construcción de viviendas. El objetivo es financiar la mitad de esta partida con los actuales ajustes presupuestarios y el resto mediante mejoras que se esperan en la recaudación de impuestos por la vigente reforma tributaria.

Ya quedó claro que el Ejecutivo no le teme a una desaceleración (y a una potencial baja en su nivel de popularidad), como lo demostró hace dos semanas la presidenta Michelle Bachelet, quien declaró: “no podemos perder el tiempo o esperar hasta 2015”, y otra serie de actos comunicacionales más amigables con el sector privado. Pese a esto, la confianza empresarial es baja y sin duda ello se ha visto reflejado en el debilitamiento de la confianza del consumidor.

El discurso del Banco Central (BC) corrobora nuestra opinión. Su último IPoM incluyó un nuevo escenario base que reduce la previsión de crecimiento para el 2014 a 1,75%/2,25% y aumenta ligeramente la expectativa para la inflación anual de 2014 a 4,1%. Estos ajustes negativos en sus cálculos resultaron ser menos severos de lo que esperábamos, pero aún indican que deberemos esperar datos económicos más débiles en los próximos meses, lo que hasta ahora ha sido bien digerido por el mercado.

Respecto de las decisiones de política monetaria, creemos que el Banco Central hará un recorte más de 25 puntos base en los próximos meses. Sin embargo, a nuestro juicio el hecho más significativo es que la autoridad ha rebajado su expectativa de crecimiento a mediano plazo de 5% a 4%/4,5%, debido principalmente a dos factores que están creciendo en importancia: una perspectiva menos pujante para la inversión y cuellos de botella estructurales en la economía, es decir, el costo de la energía.

Hasta la fecha, no hemos visto ningún anuncio importante en términos de nuevos proyectos para hacer frente a estos factores, sino que una continuación de los proyectos ya existentes. Si se lograra tener algo de tracción en este ámbito, claramente sería muy positivo para la economía y un hecho que podría darle un color diferente al 2015.

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