DF Tax | Por una regulación acabada de las criptomonedas
Juan Cristóbal Ortega, socio de Fischer & Cía.
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Juan Cristóbal Ortega
En mayo de 2010, Laszlo Hanyecz dio origen al "Día de la Pizza Bitcoin" al realizar la primera transacción conocida bajo esta moneda. El programador compró dos pizzas por 10.000 BTC, el equivalente a US$ 310 millones considerando el valor actual de la criptomoneda.
Tanto en Chile como en el resto del mundo la moneda virtual fue en principio mirada con desconfianza. En el 2018 el Consejo de Estabilidad Financiera la calificó de actividad de alto riesgo, sustentado en su alta volatilidad y la ausencia de un respaldo estatal. A fines de ese mismo año, la Corte Suprema permitió que algunos bancos cerraran las cuentas de empresas operadoras de criptomonedas, basándose en el riesgo "de lavado de activos o financiamiento del terrorismo, entre otras posibles actividades riesgosas".
Se trata de visiones sustentadas por un cierto recelo respecto a un fenómeno totalmente innovador y sin precedentes, pero cuya consolidación en el tiempo lo ha convertido en una realidad ineludible. Habiendo alcanzado una capitalización de mercado superior al billón de dólares, diversas autoridades ya han establecido regulaciones y pronunciamientos a su respecto.
Así es como el Servicio de Impuestos Internos reconoció la calidad de activo no monetario de las criptomonedas, susceptible de generar rentas afectas a impuestos. Ha establecido su método de costeo, la oportunidad en que las rentas se reconocen, la tributación de los gastos asociados a la intermediación e, incluso, el deber de los operadores de informar las operaciones en las que intervienen, tal como lo hacen los corredores de bolsa con las compras y ventas de acciones.
Pero ya es hora de contar con una regulación de carácter legal y comprehensiva. La OECD ha señalado que se requiere una política tributaria definida respecto a las criptomonedas. Ello facilita y fomenta el cumplimiento tributario y transparenta las operaciones, ayudando de paso a las autoridades a detectar posibles actividades ilícitas. Una política clara permite además dar certeza jurídica, reduciendo los costos de los actores que intervienen en ese mercado.
En su reporte Taxing Virtual Currencies, el organismo recomienda a los estados establecer su tratamiento tributario de manera expresa, sugiriendo además que sea consistente con la tributación de otros activos de similares características. Dicha regulación debiera proveer reglas simples de valoración y eventualmente exenciones a transacciones menores y ocasionales. Una alternativa que facilita el cumplimiento tributario es liberar de impuestos al intercambio de una criptomoneda por otra, postergando la tributación hasta el momento en que se liquiden por dinero o se intercambien por bienes y servicios.
Entre los aspectos necesarios a regular se encuentran los efectos tributarios de la creación de criptomonedas (vía minado u oferta de primera emisión), su intercambio por bienes o servicios, la transferencia por donación o sucesión por causa de muerte, la pérdida o robo, así como la tributación de los distintos servicios que se le vinculan (billeteras virtuales y corredoras). Es recomendable que la regulación tenga la flexibilidad suficiente para que pueda adaptarse a las nuevas tendencias que pudieren desarrollarse en el futuro.
La regulación puede alinearse con diferentes políticas públicas y tendencias, como, por ejemplo, con la reducción del uso del dinero efectivo y con políticas ambientales dirigidas a reducir el consumo de energía (se sabe que el minado de criptomonedas requiere un alto consumo de electricidad). Asimismo, debiera ser adaptable a las nuevas áreas tecnológicas, incluyendo criptomonedas estatales, finanzas descentralizadas, criptomonedas vinculadas con otros activos o stablecoins, tokens generadores de intereses y monedas digitales respaldadas por bancos centrales.
Nuestras autoridades deben actuar frente a esta necesidad y aprovechar las potencialidades que ofrece. Se trata de un medio de intercambio real, efectivo, de muy bajo costo y popular. Quienes lo hagan a tiempo gozarán de los beneficios que ofrece esta era digital, donde la compra de una pizza con bitcoins constituirá un fenómeno de todos los días.