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Eduardo Bitran

Nobel de Economía y barreras a la innovación en Chile

EDUARDO BITRAN Académico UAI, Presidente Hub APTA

Por: Eduardo Bitran

Publicado: Jueves 16 de octubre de 2025 a las 04:03 hrs.

Eduardo Bitran

Eduardo Bitran

Esta semana se le otorgó el Premio Nobel de Economía a tres destacados economistas que aportaron al estudio del rol de la innovación en el crecimiento económico. La contribución de Joel Morky entrega una perspectiva holística del fenómeno de innovación y crecimiento. En su estudio de la historia del crecimiento de los países, desde la revolución industrial hasta hoy, concluye que la cultura y las instituciones juegan un papel fundamental en desarrollar una sociedad que innove y crezca sostenidamente. Cultura que valore la curiosidad, la experimentación, y que legitime la innovación, lo que requiere su difusión para el beneficio de la sociedad.

Este planteamiento, reconoce que el conocimiento científico es fundamental, pero que por sí solo no garantiza el crecimiento económico, pues depende de la institucionalidad en que se desarrolla este conocimiento. Enfatiza el desarrollo de instituciones que “permitan que el conocimiento se difunda, testee y sea usado” y así reducir la distancia entre “saber por qué” (ciencia) y “saber cómo” (técnica). Este tema ha estado presente en la definición del rol de las universidades en el mundo desarrollado y también en el mundo en desarrollo, en que los recursos para investigar son más escasos.

“La falta de capital social, donde la desconfianza y el miedo a experimentar por temor al error son el principal escollo, inhiben la innovación en lo cultural”.

Vinculando el trabajo de Moryk con nuestros desafíos, en el último “Global Innovation Index” de 2025, a pesar de ser primeros en Latinoamérica, Chile obtuvo un bajo puntaje en índice de colaboración entre universidades e industria en investigación y Desarrollo (I&D) y en el porcentaje de inversión pública en investigación en que participa la industria. El nivel de inversión en I&D es un cuarto del promedio de países exportadores de recursos naturales de la OCDE y la inversión privada es apenas 0,13% del PIB.

Desde principios de los ‘90 se han desarrollado instrumentos para promover la colaboración e incentivar la inversión privada en I&D e innovación, como el Fondef, que data de 1992 y los Consorcios Tecnológicos. Especial mención merece el desarrollo de un Ecosistema de Transferencia Tecnológica siguiendo el modelo anglosajón, y los programas de promoción de la innovación en las facultades de ingeniería y ciencias naturales.

Hoy existen más vínculos que hace 15 años, pero no somos bien evaluados por el GII. Siguiendo a Morky, al parecer tenemos obstáculos culturales e institucionales que afectan la generación de estos vínculos. En lo cultural, la falta de capital social, donde la desconfianza es el principal escollo y el miedo para experimentar por temor al error, son factores que inhiben la innovación, más aún cuando se trata de cruzar desde el mundo de la universidad al de la empresa. En lo institucional, a pesar de los programas públicos, existen todavía insuficientes capacidades institucionales e incentivos que permitan consolidar los puentes entre ciencia e innovación.

Un ámbito en que tenemos un avance importante es el emprendimiento basado en ciencia y tecnología. En este sentido, los programas de posgrado son un semillero para el emprendimiento innovador. En el índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial ocupamos por lejos el primer lugar en ecosistema emprendedor para el desarrollo de la IA. El desarrollo del Corporate Venturing, que vincula startups con el mundo corporativo, puede lograr las transformaciones necesarias para incidir en cambiar la cultura del sector corporativo.

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