Terry Smith (Londres, 1953) es considerado uno de los inversionistas más influyentes de la City de Londres, aunque ahora realiza análisis y toma decisiones desde su exilio dorado en Isla Mauricio, donde vive desde 2014.
Cuatro años antes, en 2010, Smith creó su propia gestora de fondos, denominada Fundsmith, desde la que ahora maneja 34.000 millones de libras en activos (40.000 millones de euros), colocados en bolsa. Antes pasó por Tullet Prebon, firma que convirtió en el mayor broker mayorista de Londres, por UBS Phillips & Drew y por Barclays.
Su estilo de inversión, basado en comprar participaciones a largo plazo en empresas con valoraciones sensatas y negocios seguros y rentables, le ha valido el sobrenombre de "Warren Buffet inglés". En una entrevista con Expansión, Smith (que se mantiene como CEO y gestor de su empresa) muestra su preocupación por la euforia de los mercados.
-¿Está encontrando buenas oportunidades de inversión en este entorno de elevadas valoraciones en bolsa?
-Sí, creo que lo estamos haciendo. Recientemente, hemos comprado acciones de Atlas Copco (sector industrial), Zoetis (farmacéutica veterinaria), EssilorLuxottica (marcas de gafas) e Intuit (software para contabilidad).
-¿Cómo afecta a su estrategia el crecimiento de la inversión pasiva o en índices? ¿Le dificulta encontrar esas oportunidades?
-Los efectos son profundos. Más del 50% de los activos están ahora invertidos a través de fondos indexados, que en realidad no son pasivos, son una estrategia de momentum (invertir en los activos con mejor trayectoria reciente), y esos fondos causan grandes distorsiones porque invierten en compañías en proporción a su capitalización, sin importar su calidad o su valoración. A ello se suma el impacto de supuestos gestores activos que copian los índices para preservar sus carreras. El resultado es una serie de grandes distorsiones, la mayor de las cuales es que las grandes tecnológicas suben con cualquier anuncio, incluyendo algunos en los que hay una circularidad con ellas mismas financiando las compras de sus productos por otras compañías tecnológicas o tomando participaciones entre ellas.
-Por tanto, ¿está de acuerdo con las voces que hablan de una burbuja bursátil por las tecnológicas?
-Pienso que probablemente hay una burbuja. Hay unas masivas inversiones comprometidas que no tienen una probada capacidad de generar ingresos, además de la circularidad. Las cotizaciones de los principales participantes y de cualquier empresa considerada como beneficiaria periférica de la inteligencia artificial (IA) se han disparado y las valoraciones basadas en métricas sólidas a largo plazo -como precio sobre ventas- también lo han hecho. Los efectos son más extremos que en la burbuja puntocom, porque en el año 2000 menos del 10% de los fondos eran indexados y ahora son más del 50%. Pero no tengo ni idea de qué ni cuándo puede cambiar esto.
-Sin embargo, hay varias firmas tecnológicas en el fondo que usted gestiona.
-Nuestras principales participaciones en empresas tecnológicas tienen poco que ver unas con otras y no dependen solo de la IA. Por ejemplo, ADP es una empresa de software de recursos humanos; Alphabet tiene en Google el mayor buscador; Meta las principales redes sociales con una gran cuota de la publicidad online; y Microsoft es el mayor proveedor de software empresarial, un líder de servicios en la nube (Azure), tiene juegos, Linkedin o GitHub. Incluso si el boom de la IA acaba siendo humo, tienen otros negocios significativos en los que sostenerse.
-Alrededor del 70% de su cartera está en Estados Unidos. ¿Tiene cubierto el riesgo de depreciación del dólar que temen algunos?
-El lugar donde cotiza una empresa no es una buena guía de su exposición a las divisas, Por ejemplo, Nestlé solo genera el 2% de sus ventas en Suiza. Alrededor del 40% de la facturación de las compañías de nuestra cartera está en dólares. Y no intentamos cubrir el riesgo divisa ya que no tenemos destreza en ello y no tiene un coste cero. Tampoco invertimos en función de proyecciones macroeconómicas, pero en todo caso creo que el deseo de la Administración de Trump de un mejor equilibrio comercial y tipos de interés más bajos no encajan con un dólar fuerte.
-Se habla en EEUU de permitir que las compañías no publiquen resultados cada trimestre. ¿Lo ve bien?
-Estoy contra los resultados trimestrales. Cualquier forma de cortoplacismo es enemigo de una buena estrategia de inversión. Incluso un año es simplemente el tiempo que tarda la Tierra en girar alrededor del Sol y tiene poca relevancia para la mayoría de negocios. La trayectoria de varios años, a ser posible durante todo un ciclo económico, es necesario para valorar una empresa. Con presentar los resultados anuales, bastaría.
Lecciones aprendidas de Buffett
El lema de Fundsmith se resume en tres sentencias: "Comprar buenas compañías. No pagar de más. No hacer nada". Este estilo de inversión valió a Terry Smith el apodo de "Warren Buffet inglés".
Ahora que el sabio de Omaha se retira como consejero delegado de su holding de inversión Berkshire Hathaway, su discípulo británico reflexiona sobre las lecciones aprendidas de Buffett. "Invertir a largo plazo. Es mejor poseer un gran negocio a un precio justo que un negocio normal a un gran precio. Hay que minimizar la actividad (no estar comprando y vendiendo continuamente). Y si puedes controlar tu propia aseguradora e invertir las primas (de las pólizas) en bolsa, puedes contar con una fuente gratis de apalancamiento. Tristemente, esta ventaja ya no está disponible, ya que dudo que los reguladores lo permitan", reflexiona Smith.
Otra similitud con Buffett es que Terry Smith aprecia las empresas bien gestionadas. "Es importante el gobierno corporativo pero no en el sentido de cumplir en el papel con una lista de criterios que hacen énfasis en diversidad o sostenibilidad. Nos interesa ver si los directivos actúan como propietarios y toman buenas decisiones a largo plazo, sobre todo en cuanto a la asignación de capital".