El Banco Central no somete su rol al calendario electoral
SOLEDAD HORMAZÁBAL Investigadora Centro de Estudios Horizontal
La candidata presidencial Jeannette Jara señaló que le parece “curioso” el estudio elaborado por el Banco Central y presentado en el último Informe de Política Monetaria (IPoM) en el que encuentran efectos negativos del incremento en los costos laborales de cambios legislativos introducidos por este Gobierno siendo la candidata la ministra del Trabajo. En concreto, el Banco Central asevera que los fuertes aumentos del salario mínimo y la ley de 40 horas tuvieron efectos negativos sobre el empleo. La candidata agregó que el Banco Central “jamás en la vida” había opinado sobre el mercado laboral e hizo alusión a que estamos a solo dos meses de la elección. Lo anterior a pesar de que el estudio en cuestión es una extensión del trabajo presentado en diciembre de 2024.
Es importante subrayar que es de toda lógica que el instituto emisor analice este mercado, puesto este mercado tiene efectos de primer orden sobre la inflación debido al rol de los salarios en los costos en las empresas y sus efectos sobre la demanda agregada, por ende, está completamente dentro del ámbito de estudio del Banco Central. Por lo tanto, para tranquilidad de la candidata, el Banco Central ha monitoreado siempre el mercado laboral lo que se puede comprobar leyendo cualquier IPoM.
“Es de toda lógica que el instituto emisor analice el mercado laboral, puesto que tiene efectos de primer orden sobre la inflación, debido al rol de los salarios en los costos de las empresas y sus efectos sobre la demanda agregada”.
Constitucionalmente, nuestro Banco Central tiene como objetivo mantener una inflación baja y estable, la cadena de pagos y la estabilidad del mercado financiero. Jeannette Jara señaló que en su eventual Gobierno buscaría que el Banco Central –al igual que la FED de Estados Unidos- tuviera un objetivo dual: la inflación y el desempleo. Esta propuesta es inconveniente y refleja un desconocimiento respecto a la forma en que el Banco Central realiza su labor.
Se sabe que la inflación y el desempleo son objetivos contrapuestos: en términos generales, una economía sobrecalentada tiende a tener una baja tasa de desempleo y una alta tasa de inflación, y viceversa. La única forma que tiene la autoridad monetaria de estimular el empleo es generando más inflación lo que sumado a nuestra historia inflacionaria llevó al consenso de adoptar un objetivo inflacionario. Además de la inconveniencia de mantener objetivos contrapuestos, una meta dual da espacio para ejercer presiones políticas sobre el Banco Central con el objeto de estimular la economía más allá de su capacidad.
Finalmente, es un error suponer que el Banco Central no toma en cuenta el mercado laboral y la actividad al conducir la política monetaria. El Banco Central tiene “metas de inflación flexibles” que balancean los riesgos inflacionarios con la actividad económica, siendo el objetivo explícito las expectativas de inflación y no la inflación en específico. Por ejemplo, si el Banco Central tuviera como objetivo mantener la inflación en 3% en todo momento, la tasa de política monetaria (TPM) habría llegado a niveles muy superiores durante la pandemia, pero habría generado una profunda contracción de la actividad. Como es evidente, nuestro instituto emisor no se conduce de esta manera.
En definitiva, el episodio refleja un problema más profundo: la tendencia de sectores políticos a descalificar la evidencia técnica cuando no se ajusta a su relato. El Banco Central cumple un rol esencial al proveer análisis independientes que permiten diseñar mejores políticas públicas, y su autonomía es uno de los pilares más valiosos de nuestra institucionalidad económica. Cuestionar su labor técnica por razones electorales erosiona la confianza en las instituciones y debilita el debate técnico necesario para enfrentar los desafíos que vienen.