El riesgo de no lograr la convergencia inflacionaria
ALFREDO COUTIÑO Director para América Latina en Moody’s Analytics
Las autoridades monetarias finalmente mantuvieron las condiciones sin cambio en septiembre y las dejaron estacionadas en territorio neutral, después de haber recetado una reducción de la Tasa de Política Monetaria (TPM) en julio. La decisión fue la más adecuada en un ambiente de resistencia inflacionaria, de una economía corriendo aún por encima de su velocidad de crucero y con una ampliación del exceso de demanda interna. Con una economía sin freno monetario, el emisor central corre el riesgo de fracasar en alcanzar la convergencia inflacionaria dentro del horizonte en el que opera la política.
Las condiciones monetarias en Chile están en territorio neutral desde hace un año, cuando en septiembre de 2024 el Banco Central retiró completamente el freno para enseguida situarlas en la zona de neutralidad.
“La brecha de tasas ha sido negativa a lo largo del año, lo que indica que la política monetaria ya se adentró en la zona de neutralidad. La economía chilena no necesita más de la muleta monetaria para caminar sola”.
Esto sucedió aun cuando la inflación general se encontraba fuera del rango objetivo y la subyacente (sin precios volátiles) estaba alrededor del límite superior de 4%. Es decir, el emisor central retiró el freno monetario sin haber alcanzado la convergencia de la inflación a su objetivo de 3%. Mientras tanto, la economía se aceleraba a lo largo del 2024 para terminar el año con una tasa de crecimiento superior a la potencial de 2,3%.
El retiro acelerado, y un tanto prematuro, del freno monetario a lo largo del 2024 no permitió que el ajuste se completara, por lo que no solo no eliminó el exceso de demanda, sino que incluso lo acrecentó en la primera mitad del 2025. Las cuentas nacionales muestran que, después de reducirse a solo 0,3% del PIB en el tercer trimestre del 2024, el exceso de demanda se acrecentó a 1,7% a fines del año y se duplicó a 3,4% en el segundo trimestre de 2025. Ese exceso de demanda se financió en una tercera parte con importaciones y el resto se acomodó en precios internos. Esto explica por qué la inflación subyacente no solo no convergió hacia 3%, sino que incluso comenzó a subir en el segundo trimestre, para situarse alrededor del límite de 4% en el tercero.
Pese a haber dado señales de cautela monetaria en septiembre, el emisor central tiene intenciones de continuar con el proceso de convergencia de la TPM a su rango de valores neutrales. Esto implica que nuevos recortes de la tasa están considerados para las próximas decisiones de política, de tal forma de adentrar las condiciones monetarias en terreno más neutral, puesto que las condiciones ya están dentro del rango de neutralidad. La brecha de tasas que mide la postura de las condiciones monetarias, y que está dada por la diferencia entre la tasa real ex-ante y el límite superior de neutralidad, ha sido negativa a lo largo del año, lo que indica que la política monetaria ya se adentró en la zona de neutralidad. Por lo que la economía chilena no necesita más de la muleta monetaria para caminar por sí sola y sin la ayuda de las autoridades.
El riesgo está en que nuevos recortes proporcionarán combustible adicional a la economía y preservarán o, incluso, ampliarán el exceso de demanda, con mayores consecuencias para la inflación y las importaciones.