Empresas y confianza

¿Por qué las empresas han reducido el nivel de confianza que la sociedad civil deposita en ellas? ¿Cómo recuperarla?

Los conflictos empresariales más mediáticos se han consolidado en la mente de las personas de una forma irreconciliable, poniéndolos como causantes de diversas crisis, como la financiera en el 2008, casos de corrupción tipo Petrobras, Odebrecht, hasta las crisis por colusión y el financiamiento ilegal a políticos en el caso chileno, o el escándalo de la carne brasileña.

La solución depende de lo que las empresas hacen en situaciones de crisis para demostrar resiliencia, la que depende de elementos a veces presentes y muchas veces ausentes: liderazgos influyentes, racionalización de la criticidad del cambio, capacidad de adaptación, y convergencia de voluntades a la cooperación multi sectorial, entre otros.

El liderazgo debe ser influyente y con alta capilaridad, es decir, poder llegar a impactar con convicción a diversos tipos de públicos y heterogeneidad, mayores y jóvenes, hombres y mujeres, jefes y subordinados, emprendedores y empleados.

Así se establece el sentido de urgencia, para pasar del entendimiento a la creación de soluciones, e implementar una nueva fórmula de actuar y gestionar empresas. La inversión en comportamientos éticos, que implica sacrificios de corto plazo, y requiere templanza ante tentaciones jugosas, debe aterrizar en decisiones que den más valor a los beneficios tangibles e intangibles de largo plazo, que a los de corto plazo que se deben desechar. Casos como los que se han visto sin duda ayudan a aprender y corregir, pero a veces el tiempo los diluye, los relativiza, y podrían repetirse. No basta hablar, sino hacer cambios específicos para que un nuevo sistema nos haga menos vulnerables.

Adaptar la forma de gestionar no requiere de grandes esfuerzos metodológicos; la clave está en la convicción y carácter del líder. Existen metodologías y prácticas excelentes que ayudan a una gestión más sostenible de las empresas, como las que promueven los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, el Pacto Global, prácticas ISO, sistemas de reportes integrados, como el GRI (Global Reporting Initiative), códigos de Gobierno Corporativo, entre otros.

Fortalecer la capacidad de cooperar con otros, hacer alianzas, e innovar sin fronteras ni ataduras de paradigmas pasados, es vital. La confianza se construye haciendo cambios que inspiren buen comportamiento, pero se merece cuando se practica y se demuestra en diversos terrenos trabajando con los demás. Confiamos más cuando interactuamos con otros y nos va bien; por eso, es potente una actitud abierta de cooperación.

Sin duda los gremios pueden y deben dar el ejemplo, sobre todo, cambiando de actitudes defensivas a propositivas, promoviendo auto-regulaciones voluntarias, integrarse en soluciones sociales-ambientales-culturales, aunque a veces parezcan lejanas a la naturaleza empresarial. Reconozcamos que haciéndolo estaremos colaborando a mejorar la sociedad, el mercado, y la credibilidad de nuestras empresas.