Enrique Manzur

Competitividad 2016¿Qué nos ha pasado?

Vicerrector Económico, Universidad de Chile

Por: Enrique Manzur | Publicado: Jueves 16 de junio de 2016 a las 04:00 hrs.
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Enrique Manzur

La baja de Chile este año del lugar 35 al 36 en el ranking de Competitividad del IMD de Suiza, en el cual colabora la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, viene a confirmar una clara tendencia negativa del país desde 2011.

Así, nuestro país acumula 5 años de caídas consecutivas, retrocediendo en dicho período desde el puesto 25 al 36 entre las 61 economías analizadas. Es interesante constatar que, si bien existen ciertas diferencias metodológicas entre los dos principales estudios en esta materia, esta declinación muestra un alto grado de correlación con lo observado en el ranking de Competitividad Global del Foro Económico Mundial. En dicho ranking Chile retrocedió 5 posiciones, pasando del lugar 30 en 2011 al 35 el 2015, entre los 148 países analizados. En resumen, con estas caídas nuestro país obtiene su peor ubicación en ambos estudios desde la creación de estos. Un consuelo es que Chile sigue siendo el líder en Latinoamérica, región que también ha sufrido una declinación sostenida en los últimos años.

Las causas de este deterioro son múltiples pero, más allá de situaciones coyunturales, pueden destacarse tres aspectos claves. Primero, la educación ha sido sistemáticamente el factor peor evaluado de nuestro país en los estudios de Competitividad. Hace una década, Chile ocupaba en el factor educación el lugar 50 en el ranking del IMD (la posición global del país era 23), hoy hemos caído a la posición 54.

En otras palabras, la Educación ha sido el factor más débil de nuestra competitividad y no solo no hemos sido capaces de revertir la situación sino que esta se ha agravado. Lo anterior es particularmente preocupante en lo referido a la enseñanza básica y media, las que claramente no están a la altura de un país que busca alcanzar el desarrollo. Si deseamos avanzar hacia una economía más diversificada y basada en el conocimiento y no solo en la explotación de los recursos naturales, se debe fortalecer la calidad y relevancia de los procesos formativos desde la infancia.

Segundo, existe consenso que la productividad se ha mantenido muy baja y es necesario realizar acciones concretas para mejorarla. Una muestra de ello, es que la contribución por hora de un trabajador chileno, medido en dólares ajustados por paridad de poder de compra, alcanza a US$ 25, situándonos en el puesto 45 entre las 61 economías analizadas. A su vez, cuando se consulta si la productividad de la fuerza laboral es competitiva de acuerdo a estándares internacionales, la respuesta nos coloca en el puesto 57.

Por último, pero no menos importante es el significativo deterioro en el Marco Social (Societal Framework), factor que incluye la percepción sobre seguridad y justicia, el grado de cohesión social, la distribución del ingreso y la igualdad de oportunidades. Resulta dramático constatar que en 2011 ocupábamos el lugar 28 en esta dimensión y hoy hemos caído al puesto 52. Lamentablemente, en pocos años las sensaciones de inseguridad e impunidad y una desconfianza generalizada han calado hondo en nuestra sociedad.

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