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Firma por Chile

IGNACIO ARTEAGA E. PRESIDENTE DE USEC

Por: IGNACIO ARTEAGA E. | Publicado: Viernes 3 de noviembre de 2017 a las 04:00 hrs.
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IGNACIO ARTEAGA E.

En una oportunidad anterior, desde esta columna, comentamos el espíritu con el que los empresarios debíamos recibir la visita del Papa Francisco. Hablamos de la inquietud que notábamos en algunos, y una cierta incomodidad en otros, por lo que pueda llegar a decirnos en enero próximo.

En una oportunidad anterior, desde esta columna, comentamos el espíritu con el que los empresarios debíamos recibir la visita del Papa Francisco. Hablamos de la inquietud que notábamos en algunos, y una cierta incomodidad en otros, por lo que pueda llegar a decirnos en enero próximo.

Como USEC nos propusimos crear un espacio de encuentro que permitiera, primero, conocer más y mejor la persona del Santo Padre y, luego, saber qué piensa realmente de la economía, la empresa y el rol de los empresarios. Para ello invitamos a dos expertos argentinos; uno, un destacado periodista y, el otro, un importante empresario, ambos de larga trayectoria que lo conocen muy bien desde hace muchos años, cuando sólo era Jorge Mario Bergoglio. Realizamos un gran encuentro empresarial con 230 hombres y mujeres de empresa, en el que pudimos conocer de manera más objetiva lo que el Papa piensa de los empresarios, del dinero, del poder y, a la vez, salieron interesantes aportes sobre lo que significa hoy ser empresario en Chile y los desafíos que tenemos.

Fruto de ese encuentro hemos lanzado la campaña “Firma por Chile” (firmaporchile.cl), que invita a empresarios, ejecutivos y emprendedores a comprometerse de manera personal y en conciencia, cada uno desde su respectivo rol en la empresa, por hacer de Chile un país más humano, justo, libre y solidario. Estas firmas serán un regalo que haremos al Papa Francisco cuando nos visite en enero próximo para decirle que en Chile las personas que estamos en las empresas, queremos y nos comprometemos por un país mejor.

En concreto, invitamos a firmar este compromiso, que abarca siete aspectos fundamentales del quehacer empresarial, y que parten con el objetivo que cada uno se comprometa a desarrollar empresas que sean una verdadera comunidad de personas, que ofrezcan buenos bienes y servicios, que mejoren la vida de los demás, en especial la de los más necesitados. Un segundo aspecto es la promoción de la dignidad del trabajo, buscar el desarrollo material y espiritual de nuestros colaboradores y crear las mejores condiciones laborales que sean posibles, considerando la sustentabilidad de la empresa y velando para que logren un sano equilibrio entre la dedicación al trabajo y la atención que merecen sus responsabilidades familiares.

Un tercer aspecto es crear oportunidades de acceso al trabajo para aquellos que son frecuentemente olvidados por la sociedad, de modo especial por los adultos mayores, inmigrantes, excarcelados, discapacitados, etc. También se invita a trabajar con alegría, responsabilidad y amor por el trabajo bien hecho, de modo que mi empresa contribuya al crecimiento y al bien común.

Una importante dimensión es el cultivo de relaciones basadas en la verdad, la ética, la transparencia y la honestidad con todos los que nos relacionamos en el trabajo –desde los clientes y colaboradores hasta las autoridades y la comunidad, incluidos los proveedores y la competencia–, generando vínculos de confianza y paz en la sociedad. A cuidar la “casa común” y a esforzarme por hacer cada día, en mi trabajo y en mi empresa, lo que Cristo haría en mi lugar.

Para que un país sea más humano, justo, libre y solidario se requiere del esfuerzo de todos los empresarios, ejecutivos y emprendedores de Chile, no sólo de los católicos. Si el compromiso que firmaron más de mil empresarios en 1987, cuando vino a Chile el Papa Juan Pablo II, fue un éxito, es porque el desafío a que nos llamó aquella vez la generación anterior era un sueño colectivo, un horizonte hacia el cual podíamos caminar todos.

Estamos convencidos que desde el mundo de la empresa se puede hacer un tremendo aporte no sólo económico, laboral o productivo, sino también social, cultural e incluso espiritual a todos los chilenos. Para ello no nos restemos, sino

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