Columnistas

Hacia una economía liberal

Ingeniero Comercial, Magister en Economía

Por: José Francisco Cuevas | Publicado: Miércoles 4 de mayo de 2016 a las 04:00 hrs.
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Estamos insertos en una sociedad de principios socialistas los cuales se han instaurado sobre el liberalismo. Sin embargo, fue la libertad económica y política la que trajo mayor progreso al mundo facilitando la revolución industrial y una democracia liberal. Los valores del liberalismo son el respeto a la propiedad, la tolerancia, la paz y la libertad.


Los socialistas tomaron la palabra libertad, no como eliminación de la coacción del Estado, si no como la bandera de lucha para combatir la indigencia, la pobreza y crear mayor justicia social. Y dichos gobiernos no han traído más prosperidad económica y social, así como tampoco han generado riqueza.


El Estado con sus regulaciones, prohibiciones e intrusiones en la vida cotidiana ha alcanzado niveles inéditos en estados democráticos. Lamentablemente tampoco vela por el bien común, sino que sirve el interés particular de políticos, lobistas y clientes u operadores políticos. Ejemplos de esto hay de sobra en los últimos años. Además, con la popularidad de la política en Chile, será un buen caso de estudio el aumento del número de parlamentarios, sobre todo cuando parece haber una clara captura de los grupos económicos sobre políticos de todos los sectores como parece haber quedado bien establecido en los casos Penta, SQM, Caval, Corpesca, etc.


Por tanto, reflexionar sobre un Estado mínimo que efectivamente cumpla con sus obligaciones (seguridad, respeto al estado de derecho, justicia sin importar la riqueza del imputado así como tampoco su orientación política, regulación en la concentración de mercado y rol de asistencia a los más necesitados) y regresar a los ciudadanos el derecho a su libertad, su plan vital y a tomar sus propias decisiones individuales es fundamental. Como decía Mises, uno de los referentes de la escuela Austríaca: "Toda acción racional es en primer lugar, una acción individual. Solo el individuo piensa".


La diferencia entre el liberalismo y el socialismo es la de confiar en que, en el primero, los individuos de manera libre, espontánea y respetando el derecho de propiedad pueden tomar mejores decisiones, ya que, como lo plantea la praxeología, somos seres racionales por tanto, el ser humano actúa para mejorar su situación actual o al menos no empeorarla. Por tanto, obligarlo con la coacción del Estado a tomar decisiones colectivas es atentar contra la libertad individual.

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