Hacia una verdadera libertad de enseñanza
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Es febrero y ya varios cientos de escolares han vuelto a las salas de clases para seguir en el proceso en el que hace varios años son partícipes: su educación, aquella instancia en que las familias son ayudadas por los profesores en su labor de formación de sus hijos.
Las personas participan de la vida social gracias a las herramientas básicas que sus familias les otorgan. Es así como podemos ver que elementos tan esenciales para la vida en sociedad, como son el lenguaje, los modales, las virtudes y ciertos principios, entre muchos otros, son el fruto del trabajo que los padres hacen para formar a sus hijos y transmitirles lo necesario para poder colaborar con los demás.
Este rol crucial de las familias es el fundamento de su consideración como “núcleo de la sociedad”, justamente porque a partir de ella se comienza a gestar el proceso educacional y de desarrollo humano que luego es complementado por los profesores. Siendo la familia la primera formadora de las personas, es claro que ésta puede utilizar diferentes criterios de enseñanza, atendiendo a la autonomía que gozan y que en la educación se concreta en la libertad de enseñanza, que reconoce en los padres a los primeros formadores. Por eso, ellos tienen el derecho primordial de escoger el tipo de formación y colegio. Para consolidar la libertad de enseñanza en Chile es necesario que los padres tengan un verdadero abanico de alternativas a la hora de escoger qué colegio quieren para sus hijos, sin la limitación de los recursos, para lo cual la contribución del Estado resulta fundamental. Junto con esto, urge que los colegios puedan contar con una mayor cantidad de horas de libre disposición para que en ellas puedan ser tratadas con mayor profundidad aquellas materias que llevaron a los padres a escoger cierto establecimiento para sus hijos a través de sus planes y programas propios. Aún más importante que lo anterior, es necesario que los Contenidos Mínimos Obligatorios (CMO) permitan una mayor flexibilización para una mayor autonomía de los colegios.
La educación es un desafío país, que requerirá de grandes acuerdos nacionales. Pero bien sabemos que a la hora de legislar y de ejecutar; quienes dirigen el país deberán considerar la libertad y los intereses de las personas y familias, que tan sólo piden que se les deje formar a sus hijos como ellos lo desean.