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Columnistas

Hacia una visión estratégicade la competitividad

peter hill presidente de la cámara de comercio de santiago

Por: Equipo DF

Publicado: Miércoles 31 de enero de 2018 a las 04:00 hrs.

La polémica desatada por la ubicación de Chile en el índice Doing Business del Banco Mundial esconde una discusión mucho más profunda, que tiene que ver con la real situación en la que se encuentra la competitividad de nuestro país en los mercados internacionales.

Si recurrimos a otras medidas de competitividad, el deterioro que muestra la economía chilena es innegable.

En el Índice de Competitividad Global 2017-2018 del Foro Económico Mundial, por ejemplo, Chile ocupó la plaza 33, lejos de la ubicación 22 que llegó a alcanzar en 2004.

En los últimos 10 años, su participación sobre las exportaciones mundiales de bienes bajó de un 0,48% a un 0,38%, y en las de servicios disminuyó desde 0,26% a 0,2%.

La productividad total de factores, indicador clave de competitividad, acumula una caída de 1,7% en lo que va de la década para nuestro país. Muy distante del crecimiento de 4,3% que alcanzan en promedio las naciones que componen la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Finalmente, en los últimos años observamos que el crecimiento de la economía global prácticamente duplica al modesto registro de Chile, que ha debido rebajar su estimación del Producto Interno Bruto (PIB) potencial y tendencial.

Un panorama preocupante que invita a restar importancia a las declaraciones del ex economista jefe del Banco Mundial, Paul Romer, y a concentrarnos en los grandes desafíos que hemos acumulado en los últimos años.

Los que, por cierto, van en la línea de las recomendaciones que la OCDE formuló a nuestro país días antes de desatarse la polémica.

El organismo internacional sugirió a Chile avanzar hacia una actualización del modelo económico para continuar su desarrollo hacia la diversificación y sofisticación productiva.

Para tal objetivo, la OCDE recomendó impulsar la productividad a través de un nuevo pacto público-privado, avanzar en la modernización de las instituciones públicas y la gobernanza, reforzar la capacidad de planificación estratégica, e impulsar una estrategia de desarrollo regional.

Todo muy consistente con el llamado que ha hecho nuestra institución en los últimos años, en el sentido de que el crecimiento económico se hará cada vez más dependiente de la productividad.

Esto plantea la urgencia de fortalecer nuevas formas de capital, como el capital del conocimiento, así como las reformas pro competitividad, que incluyan como factor de éxito la difusión eficiente del avance tecnológico y el desarrollo de una oferta competitiva de servicios de clase mundial.

El tiempo apremia y los objetivos son ambiciosos. Los referentes con los que nos comparamos han cambiado, así como también debe cambiar nuestra mirada hacia un futuro de grandes desafíos y oportunidades, que requiere de una visión estratégica que debemos construir entre todos.

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