Invasión rusa: impulso al hidrogeno verde
Eduardo Bitran Académico Facultad de Ingeniería UAI, presidente Club de Innovación
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Eduardo Bitran
La crisis energética provocada por la invasión rusa a Ucrania acelerará la incorporación del hidrógeno verde en Europa y Japón. Esto representa una oportunidad para Chile, que posee uno de los costos más bajos del mundo para la producción de este nuevo combustible limpio.
La acción de Rusia ha dejado de manifiesto la vulnerabilidad y dependencia de la Unión Europea (UE) del gas de ese país. El gas natural que consume la UE representa el 23% de la energía bruta que utiliza; la región importa el 90% de sus requerimientos de gas natural y el 45% de estas importaciones provienen de Rusia. En reunión de emergencia, la Comisión Europea anunció el 8 de marzo un plan para “independizarse de los combustibles fósiles de Rusia con bastante anticipación al 2030”, y su presidenta dijo que “cuanto más rápido nos cambiaremos al hidrógeno, más rápido seremos realmente independientes energéticamente”.
El abastecimiento a través del Atlántico desde Magallanes es una fuente confiable y barata que permite la diversificación de abastecimientos energéticos clave para la seguridad de los suministros a Europa. Por su parte, Japón importa cerca del 10% del gas desde Rusia, pero es uno de los países del mundo que tiene una de las estrategias más decididas para incorporar hidrógeno verde para descarbonizar su economía. Un estudio reciente del Instituto Japonés de Economía de la Energía compara los costos de importación de hidrógeno verde de Australia, Medio Oriente y Chile: el abastecedor más barato sería Chile, a pesar de la mayor distancia. El estudio concluye que el norte de Chile promete jugar un rol fundamental en la seguridad energética de Japón, al facilitar la diversificación de su abastecimiento,
Chile tiene la oportunidad de aprovechar la aceleración de la penetración del hidrógeno verde en Europa y Japón. Considerando los aspectos geopolíticos, de seguridad y las ventajas naturales, podemos posicionarnos como un líder global en la exportación de este combustible limpio y también aprovecharlo domésticamente, reduciendo la dependencia del petróleo y la traza de carbono en nuestras exportaciones y sus impactos ambientales locales. Sin embargo, se requiere atraer inversiones por miles de millones de dólares y realizar esfuerzos de innovación para desarrollar usos domésticos.
Existe competencia con otros países y hay ventajas de “mover primero”, ya que se generan señales de que se han abordado los principales desafíos que implican el desarrollo comercial de un nuevo combustible, en un contexto de elevadas asimetrías de información y fallas de coordinación. Al Estado le cabe un importante rol de abordar la provisión de diversos bienes públicos, reducir los riesgos y promover los encadenamientos domésticos para avanzar en una economía sustentable que genere empleos de calidad.