Jorge Selaive

Estabilidad financiera: regulación y empleo

Jorge Selaive Economista Jefe BBVA Chile y académico FEN U. de Chile

Por: Jorge Selaive | Publicado: Miércoles 23 de mayo de 2018 a las 04:00 hrs.
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Una nueva versión del Informe de Estabilidad Financiera (IEF) nos entrega la visión del Banco Central respecto al funcionamiento del sistema financiero y la interrelación de la economía con los mercados externos. En la medida que este informe ha ido madurando, se ha transformado en un referente, destacando fortalezas, alertando debilidades y señalando desafíos para velar por el permanente y normal funcionamiento de los pagos internos y externos, tal como lo establece la Ley Orgánica Constitucional.

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El informe vuelve a mencionar que un deterioro de las condiciones de financiamiento externo constituye un riesgo para la economía. Poca duda cabe que ya comenzó la normalización de tasas en el mundo desarrollado, y la historia muestra que no siempre estos procesos son benignos para economías expuestas al financiamiento externo. Moderando esta alerta, es importante señalar que parte importante del ajuste se estaría dando a través de la depreciación del peso y con descompresiones de premios o alzas en el riesgo país con traspasos relativamente históricos. Quizás el cierre estadístico del IEF le impidió divisar este aspecto.

El IEF hace también una alusión al nivel de capital de la banca, planteando que éste debiera ser mayor y fundamenta su observación en una interpretación, a mi juicio, bastante discutible. La argumentación se sustenta en que el porcentaje de bancos que finaliza las pruebas de tensión con un Índice de Adecuación del Capital mayor a 10% es menor respecto a patrones históricos y, complementariamente, plantea que en miras a la adecuación de nuestro marco normativo a Basilea III, las entidades financieras deberían estar incrementando su base de capital.

El argumento relacionado a las pruebas de tensión es bastante sui generis. Los bancos pasan las pruebas de tensión -métrica clave para determinar la suficiencia de capital-, pero según el Banco Central sin la holgura suficiente. Es decir, estamos hablando de un argumento de segunda derivada o quizás el Banco Central no se siente cómodo con las pruebas de tensión que el mismo realiza. En todo caso, independiente de la razón que motive dicho análisis, los resultados que presenta son claros en señalar que los bancos sí cuentan con capital para enfrentar las pruebas de tensión, en otras palabras, no hay déficit de capital.

Por último, respecto al potencial capital que demandará la aplicación a Basilea III, dichos requerimientos están sujetos a numerosos factores, entre éstos la adecuación de los ponderadores de riesgo y la reglamentación para la emisión de instrumentos de cuasi-capital. En este caso, la respuesta es clara: es necesario agilizar la tramitación de la Ley de Bancos y sus respectivos reglamentos antes de constituir más capital o hacer llamados en esa dirección.

Finalmente, el IEF diagnostica la situación de los hogares con algún grado de deterioro, caracterizada en hipotecarios por un aumento de los inversionistas con dos o más créditos (exacerbando volatilidad en un escenario adverso), y en consumo con aumentos en la carga financiera y mayor uso de créditos con tarjeta de crédito (aumentando la fragilidad ante caídas del empleo). Acá el principal desafío lo enfrenta el mercado laboral como lo señala el propio informe. Pero más allá de esta afirmación, cabría refinar que el ingreso de los hogares termina estando fuertemente relacionado a la dinámica de la inversión de las empresas.

Por ende, la probabilidad de enfrentar un shock adverso de ingresos estaría íntimamente relacionada a la dinámica de la inversión, que con el reciente shock depreciativo de la moneda está sufriendo un relevante encarecimiento. En esta coyuntura, el esfuerzo del gobierno por reactivar y acelerar la inversión probablemente es un excelente aliado.

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