¿Hay un parecido entre las licencias médicas y el CAE?
Jorge Selaive Economista Jefe Scotiabank y Académico FEN U. de Chile
Desde 2006 y hasta 2024, más de un millón de personas han solicitado el Crédito con Aval del Estado (CAE) con un saldo de más de US$ 12 mil millones. Considerando las garantías pagadas, actualmente las acreencias se reparten con 2/3 del Fisco y el restante bancos e instituciones de educación superior.
Si bien originalmente este crédito estaba destinado a los quintiles de ingreso más bajos, con la incorporación de la gratuidad en las últimas licitaciones son los alumnos del tercer quintil en adelante los que acceden mayoritariamente. La participación de la banca ha sido favorable para el programa por al menos dos razones. Por un lado, ha aportado buena parte de los recursos y, por otra, ha asumido todo el gasto operativo de gestionar un programa de alta complejidad al hacerse cargo de todo el ciclo del producto, desde su originación, recaudación, cobranza hasta la post venta.
“Reconociendo la debilidad del mercado laboral, que explica algo el aumento del no pago (del CAE), cabría también avanzar en levantar el velo de la morosidad donde un ejercicio como el realizado para licencias médicas ayudaría bastante”
El 75% de los egresados y el 70% de los desertores paga una cuota inferior a UF 2 al mes, siendo la cuota promedio del orden de UF 0,9. La deuda promedio de los egresados alcanza UF 164 en tanto la de desertores UF 81. No parece observarse un endeudamiento excesivo pues los montos más altos se observan en carreras largas y de mayor costo o de quienes han realizado un cambio de carrera o institución.
En otra vereda que parece diametralmente distinta al CAE están las licencias médicas, pero ambas comparten un elemento. El costo fiscal y privado de las licencias médicas se ha reducido de manera dramática luego del cruce de información realizado por Contraloría. Este cruce de información no pudo ser realizado por privados dada la naturaleza de la información disponible a nivel de RUT. Se propone el nuevo FES en reemplazo del CAE dado que este último, entre otras razones, genera sustantivos costos fiscales al presentar un alto no pago.
Sin entrar en el mérito del propuesto FES, parece extraño que para el CAE no se avance primeramente en el cumplimiento de las obligaciones financieras de aquellos que tienen ingresos. Hasta el 2015, la morosidad del programa se mantenía acotada, pero hoy se ubica en 60% con organizaciones que promueven, a través de RRSS, el no pago. La única herramienta de apremio restante para el cumplimiento es retener las devoluciones de impuestos de morosos, cuyo impacto anual es marginal. Las otras medidas para llevar a un buen cumplimiento de las obligaciones financieras se han deteriorado mayúsculamente ante la eliminación de los boletines, historial crediticio y promesas de condonación. Esta morosidad afecta financieramente a las instituciones de educación superior.
El año 2024, el Fisco desembolsó US$ 730 millones en este programa, con casi la mitad correspondiente a recompra de créditos a los bancos. Además, el Fisco dejó de percibir, por los alumnos morosos, otros US$ 30 millones. Cabe destacar que la cuota promedio del CAE representa el 7% del actual salario mínimo.
Reconociendo la debilidad del mercado laboral, que explica algo el aumento del no pago, cabría también avanzar en levantar el velo de la morosidad donde un ejercicio como el realizado para licencias médicas ayudaría bastante. Bases de datos como Previred o del mismo SII son una rica fuente para cruzar información. Dejar en evidencia el incumplimiento de las obligaciones financieras de quienes pueden cumplirlas es una medida que ayuda a la cohesión social, un anhelo compartido transversalmente.
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