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Columnistas

La fragilidad de los emergentes

Por: Equipo DF

Publicado: Viernes 7 de febrero de 2014 a las 05:00 hrs.

Algunos años atrás, habiendo recién terminado mis estudios de doctorado y buscando trabajo en el sistema financiero en Londres, uno de mis entrevistadores me preguntó: ¿Sabes lo que son los países emergentes? Y antes de que pudiese responder con números o alguna idea que pareciese inteligente, me dice: son países que nunca van a ser desarrollados.

Esta frase, que me pareció a lo menos desalentadora, creo refleja la percepción que una parte importante de los inversionistas internacionales tiene de los mercados emergentes. Son economías que crecen rápido, con activos financieros de alto retorno, pero también de alto riesgo y que cada cierto tiempo, experimentan crisis devastadoras que les impiden alcanzar el desarrollo económico.

Algunos ejemplos recientes son la crisis del Tequila en 1994-1995, la crisis asiática en 1997, el default Ruso en 1998, la devaluación del real brasileño en 1999 y el default argentino en 2001. Sin embargo, desde el 2003 hasta antes de la crisis internacional, se vivió una inusual tranquilidad en el mundo emergente. El premio del EMBI global sobre el bono del Tesoro norteamericano llegó a sólo 150 puntos base justo antes de la crisis en 2007. Más aún, durante ésta, los emergentes salieron relativamente bien parados.

Dos explicaciones tomaron relevancia para el buen desempeño relativo de las economías emergentes durante la crisis. Una apunta a una mejora en los fundamentales macroeconómicos. Esto se ve reflejado en menores niveles de deuda fiscal, baja dolarización financiera, bancos centrales independientes con metas inflacionarias (la inflación promedio en los 90s era de 57% y hoy en día está en torno a 6%) y sistemas de tipos de cambio flexible hoy son la norma. En términos de balance externo, también ha habido mejoras importantes. Durante los 90s, los mercados emergentes tenían un déficit de cuenta corriente de 1,5% del PIB en promedio y hoy tienen un superávit de 0,8%.

La segunda explicación de porqué los emergentes tuvieron un mejor desempeño relativo durante la crisis apunta a la suerte. El potente estímulo fiscal en China reactivó los precios de commodities e impidió un deterioro substantivo en los términos de intercambio de las economías emergentes. Para la crisis asiática, los términos de intercambio cayeron 3,8% anual entre 1997-1998 mientras que entre 2008-2009 cayeron solo 0,9% anual.

¿Podrán los emergentes sortear la transición del ciclo global hacia condiciones de liquidez más restrictivas y el rebalanceo de la economía China desde inversión a consumo? En principio, la suerte debiese de estar del lado de los que hicieron bien las tareas. Economías que son capaces de usar de manera flexible su política monetaria, y en caso de ser necesario fiscal, lograrán sortear mejor este nuevo escenario macroeconómico. En los últimos 12 meses, India, Indonesia, Brasil, Turquía y Sudáfrica han subido sus tasas de política monetaria, a pesar de que sus economías se desaceleran, para combatir una alta inflación y evitar una mayor depreciación cambiaria debido a salidas de capital. Por otra parte, países como Corea del Sur, Tailandia, Colombia, México, Israel, Polonia, Hungría y Chile han bajado tasas de interés y permitido depreciar sus monedas.

Muchas cosas han cambiado en el sistema financiero global desde esa entrevista de trabajo. Primero, aprendimos que la inestabilidad no es solo una cosa de emergentes. Ahora veremos cuáles de estas economías están en condiciones de aspirar al desarrollo. La habilidad de usar políticas macroeconómicas contra-cíclicas y flexibilidad cambiaria serán claves.

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