La industria inmobiliaria y el desafío de retomar el dinamismo económico
PEDRO MUJICA GALARCE Socio Lathrop, Mujica, Herrera y Diez Abogados
El mercado inmobiliario chileno enfrenta una de sus crisis más complejas. El sobrestock de viviendas nuevas disponibles para entrega inmediata, la caída del crédito, la incertidumbre jurídica y el debilitamiento del mercado de capitales tras los retiros de fondos previsionales generaron una tormenta que ha frenado el desarrollo de nuevos proyectos y ha puesto en jaque a una industria clave para la economía y el empleo.
Un reciente estudio señaló que recién en 10 años más podrían volver tasas hipotecarias cercanas al 2%, nivel prepandémico, debido a la menor profundidad del mercado de capitales luego de los retiros. Por otro lado, los problemas de caja del Minvu no solo han comprometido la viabilidad de proyectos de viviendas sociales en ejecución, sino que también pueden desincentivar futuros desarrollos en un segmento que había sido un refugio para muchas inmobiliarias.
“El sector ha demostrado resiliencia y capacidad de adaptación. Hoy se requiere convicción, colaboración público-privada y una visión de largo plazo para reactivar a la industria”.
Sin embargo, no todo es pesimismo. El subsidio a la tasa hipotecaria para viviendas nuevas de hasta UF 4.000 ya ha evidenciado un efecto acelerador, lo que ha permitido reducir el stock. La inversión en activos industriales sigue consolidándose. La reciente modificación del Plan Regulador Comunal de Lo Barnechea ha contribuido a la comercialización de terrenos para la construcción de futuros proyectos. Éstas, entre otras, son señales concretas de que los brotes verdes comienzan a emerger.
Por otro lado, en su reciente intervención en Enade la contralora, Dorothy Pérez, entregó un mensaje claro: al momento de evaluar un determinado proyecto es fundamental entender su impacto integral. En la medida que este mensaje permee es posible esperar un ánimo más colaborativo de la administración a la hora de tramitar los proyectos.
Actualmente, hay un consenso transversal sobre la necesidad de retomar la senda del crecimiento. En ese contexto, la industria inmobiliaria ocupa un rol fundamental, no solo por su capacidad de generar inversión directa, sino por su efecto multiplicador sobre diversos sectores: construcción, servicios, comercio, financiamiento, infraestructura y empleo. Por ello, la reactivación del mercado inmobiliario no debe ser vista como una tarea aislada, sino como un eje estructural dentro de una estrategia de recuperación económica más amplia.
De este marco se desprenden tres desafíos para revitalizar el sector: consolidar y profundizar políticas de estímulos efectivos como el subsidio a la tasa hipotecaria; restaurar la certeza jurídica, avanzando en procesos de evaluación y aprobación eficientes y confiables claves para atraer la inversión, alineándose con el llamado de la contralora a evaluar los proyectos con una mirada sistémica y colaborativa; ajustar el régimen tributario de la industria, eliminando el IVA a la venta de viviendas nuevas y reincorporando el Crédito Especial de Empresas Constructoras (CEEC).
La industria inmobiliaria ha demostrado resiliencia y capacidad de adaptación. Hoy se requiere convicción, colaboración público-privada y una visión de largo plazo para reactivarla. Con reglas claras, estímulos bien diseñados y una administración comprometida con el desarrollo, podremos transformar los brotes verdes en un nuevo ciclo de crecimiento.
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